¿Quién no ha tenido una noche de sexo y luego se ha convertido en algo más? ¿Quién no ha pasado una noche con una persona y ha querido que nunca amaneciera? Estas y otras cuestiones son las que Julio Medem hace que te replantees con su nueva película “Habitación en Roma”. Mucha gente se ha quedado solamente con el trailer, que parecía vendernos un encuentro erótico y poco más. Pero hay más, mucho más. Una vez metido en la película, las escenas de sexo pasan a un segundo plano, es como si no le dieras importancia a ese escenario desnudo, como si lo explícito diera paso a otro tipo de impresiones más allá de lo físico. Estás sumergido en un paraíso de sentimientos y sensaciones tal, que te hacen acercarte a esa habitación y desvelar secretos con ellas en esa misma cama que derrocha latidos; porque sí, efectivamente son dos mujeres, dato importante, ya que la sensibilidad femenina provoca que nos contagiemos más de esos sentimientos que trasmite todo el metraje.
Si a todo este cóctel de emociones le ponemos a Russian Red en la BSO pues queda todo perfecto para que te toque el corazón. Cabe destacar la gran interpretación de las dos actrices, que llenan la pantalla durante cerca de cien minutos, en especial Elena Anaya, que aparece en estado de gracia, y Natasha Yarovenko, que le da la perfecta replica. El único pero que se le puede poner a la historia es en el momento más Médem de la película, casi al final, donde sí es verdad que se bucea un poco en la fantasía cuando toda la película había sido tan real. El onírico sello del director.
En conclusión, “Room in Rome” es una película recomendable para toda la gente libre de prejuicios y que esté dispuesta a sentir en el cine.
Crítica película “Room in Rome”: Javier Alonso
