No entiendo las críticas negativas a la última película de Jaime Rosales -sobre todo de una parte de la crítica firmada por mujeres- porque “Girasoles silvestres” es, sin duda, una de las mejores películas españolas del año.
Rosales, y su coguionista Bárbara Díez, nos presenta una historia dividida en tres actos, donde en cada uno de ellos se presenta una diferente relación de la protagonista con los hombres. En la primera vemos como Julia, madre de 22 años con dos hijos pequeños, acaba enamorándose del hermano macarra de una de sus mejores amigas. Cuando todo parece un cuento de hadas, una noche de juerga acaba de la peor manera posible. En el segundo acto conoceremos al padre de sus hijos, un militar que trabaja en la frontera de Melilla que no está preparado para ser padre a tiempo completo. En la tercera acaba con un amigo de la infancia con el que, tras tener un nuevo hijo, vuelven a aflorar los problemas. Sin embargo, la última escena de la película nos deja entrever que, finalmente, Julia ha encontrado su sitio.
A priori con solo esto me diréis: “¿no estás exagerando con tu titular?”. Pues, no, porque a una buena historia se une el excelente trabajo de los actores donde brilla especialmente Anna Castillo, nueva nominación al Goya asegurada. También destaca, y mucho, el trabajo de Oriol Paulo, como el musculitos macarra de barrio amante de los tatuajes. Todos funcionan: Quim Àvila Conde, Lluís Marqués, Manolo Solo, Carolina Yuste y los tres niños. Además, Rosales consigue una excelente dirección de actores que provoca que el espectador vea y sienta todas las conversaciones naturales. ¡Y mira que son varias las escenas en las que es difícil conseguirlo!
No podemos terminar esta valoración sin mencionar la buena fotografía de Hélène Louvart y las canciones de Triana que abren y cierra esta historia con ¿un final feliz?
Nota El Blog de Cine Español: 8.
