Seguimos con nuestro repaso a películas que merecieron más. Hoy es el turno de toda una “visionaria”: “5 metros cuadrados”, de Max Lemcke.
Esta película no fue en sí infravalorada por la crítica, que por lo general lo trató muy bien. En todo caso lo fue por el público. Aunque tampoco se le puede culpar en exclusiva de ello, pues no tuvo apenas tiempo de verla: duró cuatro días en cartel -como injustamente les pasa a tantos títulos españoles-.
Su buena andadura comenzó en el Festival de Málaga 2011, donde se presentó y se llevó varios galardones importantes: Mejor película, guión, actor principal (Fernando Tejero) y actor de reparto (Jorge Bosch).
Fue el tercer trabajo de Max Lemcke y el que le situó como un nombre a tener muy en cuenta a partir de entonces.
Tres años después de su realización es más actual, si cabe, y la historia que trata la hemos visto infinidad de veces en los informativos de la forma más dura y cruda posible.
“5 metros cuadrados” retrata a una pareja que invierte todos sus ahorros e ilusiones en comprar un piso en una urbanización de supuesto lujo, que les ayudará a tener la vida placentera que anhelaban.
Ese piso nunca llegará a construirse. Sus ahorros e ilusiones se van al traste y todo a su alrededor se desmorona cual castillo de naipes.
En una primera escena de un realismo y crudeza brutales vemos la connivencia entre constructores y políticos, la total desfachatez con la que se ríen y juegan con esos ilusos compradores, que bien podíamos ser cualquiera de nosotros. Corrupción y especulación en estado puro.
La pareja protagonista, Fernando Tejero y Malena Alterio, que tanto éxito consiguieron en TV -o en otros trabajos en cine- en su vertiente más loca y divertida, aquí demostraron que esa química y compenetración era igualmente efectiva en una historia dramática, sabiendo dotar a sus personales de un realismo y veracidad sobrecogedores.
Lo mismo se puede decir del estupendo plantel de secundarios, Emilio Gutiérrez Caba, Manuel Morón o Jorge Bosch.
En definitiva, “5 metros cuadrados” es uno de esos títulos que demuestra que el cine no es es sólo evasión y entretenimiento de primer nivel, sino que a veces, claramente, pude ser un magnífico vehículo de denuncia social.
PUNTUACIÓN: 7,5
AUTOR: JORGE AGULLÓ BELLVERT
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