ENTREVISTA A JUAN CRUZ, DIRECTOR Y GUIONISTA DE CINE: “EL CINE ESPAÑOL TIENE QUE APOSTAR POR TEMAS QUE ESTÉN MÁS CERCA DE LO QUE DEMANDA EL PÚBLICO”

Director español Juan Cruz 

Juan Cruz tiene un sentido del humor muy peculiar, expresión traviesa y una visión generalmente positiva de las cosas. Durante la entrevista me comenta varias veces que esto parece el “Hola”, refiriéndose a la revista del mismo nombre. Tiene grandes dotes manuales, es buen dibujante. Y un lector voraz, casi un enfermo de la lectura.

Juan Cruz Benavente (9 de junio de 1966), nació en la Maternidad del barrio barcelonés de Les Corts, pero a los pocos días ya residía en La Florida, barrio de la ciudad de L’Hospitalet de Llobregat. Se considera Made in L´Hospitalet. Estudió Diseño Gráfico (Escola d´Arts i Oficis de Barcelona, La Llotja) y entró en el mundo de la interpretación por la vía sentimental (sin duda una de las mejores vías), al conocer, allá por la mitad de los años 80, a la que más tarde se convertiría en su esposa, Pilar Arcas, miembro de LA COMPAÑÍA SGRATTA, grupo de teatro aficionado en el que también conoció a José Corbacho.

J.L.P En la COMPAÑÍA SGRATTA estás cerca de 10 años.
JUAN CRUZ: Pues sí, más o menos. Fue una época muy divertida en la que aprendí muchas cosas. Hacíamos un tipo de teatro que se acercaba mucho a lo que hacía una compañía a la que admirábamos: LA CUBANA, sólo que nosotros tal vez teníamos un componente más urbano y estábamos más alejados de ese mundo de vecinas y mercado en el que LA CUBANA se manejaba de manera ejemplar. Éramos en definitiva un poco más gamberros y puede que un tanto más agresivos en nuestras premisas. Que conste que nos es que fuéramos zurrando a la gente por la calle, a nosotros nos ponían cosas como montar un falso atraco en un bar musical.

J.L.P ¿En qué momento decides dejar la Compañía Sgratta?
J.C. Bueno, las cosas siempre tienen un principio y un final y con el paso del tiempo en la Sgratta se cae en una especie de desidia. Y es en ese momento cuando decido emprender mi camino en solitario. A mí me sigue apeteciendo contar historias y me siento muy atraído por hacerlo con imágenes, imagino que el hecho de gustarme dibujar es determinante para llevarme a tomar esa vía. A partir de ese momento decido empezar a adquirir conocimientos de un medio como el Cine, todo de una manera autodidacta. Hago algunos cursos en los que aprendo muchísimo, uno de dirección, en el Centre d´Estudis Cinematografics de Catalunya impartido por Montxo Armendariz y uno de guión en la Politécnica con Robert Mckee, uno de los popes de esta disciplina. Mientras tanto leo todo lo que puedo y encuentro (que tampoco había mucho) sobre cine, obviamente, veo muchas películas y escribo. Escribo y reescribo. Todo esto lo voy compaginando con lo que fue durante muchos años mi medio de vida: el diseño gráfico.

J.L.P Después de este período de aprendizaje decides que quieres dedicarte a escribir guiones y a dirigir.
J.C Bueno, decido entre comillas. Lo que si hago es intentar poner en práctica esos conocimientos que hasta ese momento son sólo teóricos y ruedo dos cortos: “La bula” (1995) y “El olor de las manzanas” (1999).

J.L.P “Con el olor de las manzanas”, que era un corto que estaba muy bien, empiezas a conseguir premios.
J.C Pues sí, uno de ellos es el Premio Europa “Curt Ficcions” de Barcelona, y otro el que consigue Amparo Rivelles como Mejor Actriz en el Festival de Almería. Tuve que hipotecarme dos veces para poder rodarlos. Decido tomar este camino sin pasar por una escuela de cine, porque hago números y no me salen las cuentas ni en lo económico ni a efectos de tiempo. Llego a la conclusión, acertada o no, de que puedo llegar al mismo sitio antes produciendo yo mis propios cortos, en lugar de invertir cinco años de mi, ya complicada, vida en una escuela. Seguramente habría aprendido muchas cosas, pero de esta manera aprendí otras.

J.L.P En el año 2000, Jose Corbacho y tú os volvéis a reencontrar en lo artístico.
Efectivamente. A JosÉ le encarga El Terrat, la productora de Andreu Buenafuente, dirigir un programa para Telecinco que se llamará “La última noche”. José me lo comenta mientras comemos en un restaurante japonés de Barcelona. Él me explica que será un programa de sketches en la onda del Saturday Night Live, que para ello van a crear una cosa muy chula: una especie de laboratorio de guionistas y que están buscando gente. Recuerdo que le entré en barrena. Quería que me probaran y así fue. Pasé un largo, igual no fue tan largo, pero a mí se hizo eterno, proceso de selección y finalmente, Xavi Cassadó, ideólogo de la factoría Terrat, me consideró apto. Para mí aquello significó mucho. Y quiero decir, en honor a la verdad, que José Corbacho, pese a ser el director del programa, se mantuvo al margen. Tomó la distancia oportuna para que no pareciera que estaba colocando a un colega. Reconozco que algún momento, cuando yo veía lo que escribía, no acaba de entender porqué no se mojaba. Pero tengo que decir que al final le estaré siempre agradecido por su NO intervención. Aquello me dio mucha seguridad. Y créeme que, para aquel pollo que fue “La Última Noche”, la necesitaba.


J.L.P Aquello fue determinante en tu carrera profesional.
J.C Fue absolutamente decisivo. Entraba por la puerta grande en términos profesionales a trabajar en una cadena generalista de primerísima línea como Telecinco y además haciéndolo al lado de guionistas de largo recorrido y gran solvencia que fueron compañeros y maestros a la vez. Allí coincido con los metódicos hermanos Olivares: Pablo y Javier; con uno de los tipos más ocurrentes y con las ideas más claras que he conocido nunca, Fernando Eiras; con el gran Eloy Salgado; con un histórico de El Terrat, Pep Bras; con Ricardo Groizard; con Curro Velázquez, uno de los creadores de “Fuga de Cerebros “ y también con Jordi Costa y Pepe Colubi que se pasaban por allí con una gran bolsa de ideas. Hubo una energía muy potente en aquel programa.

 J.L.P En “La última noche” eres el máximo responsable a nivel de guión.
J.C Sí, era el coordinador de Guión. Un marrón para un novato como yo en ese momento, pero estuve muy bien arropado por mis compañeros.

J.L.P El programa finalmente dura sólo 6 semanas.
J.C Pues sí, así es este negocio, la audiencia no acompañó y el número es determinante, pero la experiencia para mí fue brutal. El programa se cae, pero pasa a ser un programa de culto. Y, conste, que eso no lo digo yo, se puede tirar de hemeroteca.

J.L.P Vuelves de Madrid y aterrizas en “Set de Nit”, programa para TV3 presentado y dirigido por Toni Soler.
J.C Bueno, con su paroncito por el medio como está mandado en esta profesión, que uno no siempre engancha un proyecto detrás de otro. Y, sí, aterrizo en “Set de Nit” como guionista. Aquello tampoco dura lo esperado y es una lástima, aunque Toni Soler traza ya las líneas de lo que más tarde se convierte en “Polonia”, uno de los mejores programas de sátira política que se han hecho jamás en este país.

J.L.P Y luego al País Vasco.
J.C Allí dirijo un programa de humor en prime time para Euskal Telebista. Se trata de la versión vasca de lo que Buenafuente hace en esos momentos en TV3 con notable éxito. Es también una producción de El Terrat que en esta versión presenta el incombustible Carlos Sobera y se llama “La Gran Evasión”. Por allí ando poco más de un año.

J.L.P A nivel audiencia funciona bien ¿no?
J.C Bueno, funciona regular. Competimos contra el CSI de Telecinco en su mejor momento, en una comunidad, Euskadi donde históricamente esa es la cadena más vista y evidentemente no es fácil. Aún así estamos en emisión durante treinta y pico semanas.

J.L.P Después de esta etapa vuelves a L’Hospitalet.
J.C Sí, pero es una época en la que también me muevo mucho. Hay que pagar la hipoteca y voy de un lado para otro. Escribo monólogos para Paz Padilla y su programa “Noche de Paz” que emite la FORTA y también colaboro en el programa “Ratones Coloraos” de Jesús Quintero para Canal Sur. La experiencia con Paz fue muy gratificante a todos los niveles, es una gran persona.

J.L.P Inmediatamente después pasas a ser guionista de los programas de Buenafuente, ¿no?
J.C No, justo el verano anterior al desembarco de “Buenafuente” en Antena 3, Jose (Corbacho) y yo dirigimos “Tapas”. Después de cuatro años intentando levantar la financiación por fin podemos rodar. A finales de 2004 se estrenó “Buenafuente” y en mayo de 2005 se estrena “Tapas”. O sea que mi colaboración en “Buenafuente” comienza a finales de 2004.

J.L.P ¿Cuál fue el presupuesto de “Tapas”?
J.C Pues fue un presupuesto muy modesto, no llegó a los 100 millones de pesetas, es decir, algo menos de 600.000€.

J.L.P Para mí, uno de los aciertos son los actores ¿Cómo llegáis a tener ese casting en “Tapas”, con Ángel de Andrés, con Alberto Jo Lee, Elvira Mínguez, etc.
J.C Es fruto de un proceso. Ese reparto se busca. Cuando escribimos el guión, el único actor que teníamos claro es el que tiene que encarnar a Lolo, el dueño del bar, y ese actor es Ángel de Andrés. El resto se busca, en esa labor nos ayuda la productora Luisa Matienzo, que propone, por ejemplo, a Elvira Mínguez; y, obviamente, también nuestra directora de cásting, Irene Roqué, que hace una pre-selección de candidatos a los que nosotros luego les hacemos una prueba. En esas se vieron, por ejemplo, Alberto Jo Lee y Rubén Ochandiano.

J.L.P ¿Con cuantas copias se estrenó “Tapas”?
J.C Creo recordar que alrededor de 200. “Tapas” fue una película que la gente acogió con mucho cariño, tuvo un buen boca oreja.

J.L.P En el festival de Málaga ¿llegaste a llorar como José Corbacho?
J.C Sí, sí, lloré. Lloramos los dos como dos magdalenas. Había mucho detrás. Es algo que no se puede explicar porque hay que vivirlo, esto suena a topicazo, pero es que es así. En un momento como ese te cae encima todo y lo alucinante es que ese todo era en su inmensa mayoría bueno. Muy bueno. Era imposible contenerse. Estuvimos muy arropados por los actores, por Luisa Matienzo, por la gente de El Terrat…

J.L.P “Tapas” consigue 2 cabezones: el Goya a la mejor Dirección Novel y a la Mejor Actriz de Reparto, Elvira Mínguez.
J.C Sí, pero antes nos hemos llevado tres Biznagas en el Festival de Málaga: a la Mejor Película, el Premio del Público y a la Mejor Actriz para Elvira Mínguez. Conseguimos entrar con buen pie en el mundo del cine.

J.L.P La película es un éxito y hay gente que le tiene mucho cariño. Incluso llegáis a estar en el top manta, como diría Miguel Rios, el autor de esa expresión.
J.C Si, recuerdo un día en Plaza Catalunya con la productora, Luisa Matienzo, que descubrimos en una manta varias copias.

J.L.P Seguro que de inmediato eso te provoca una reacción amor-odio.
J.C Efectivamente, en ese momento el Top Manta te coloca… y te descoloca.

J.L.P Curiosamente después del estreno y con el éxito que tuvo aparecéis poco en los medios.
J.C Puede ser, puede que para alguna gente seamos algo así como dos intrusos. También es cierto que las grandes cabeceras de este país tienen intereses en compañías productoras de contenidos audiovisuales y evidentemente barren para casa. Es lo que hay…

J.L.P Tiempo después, Carlos Fernández de Filmax te llama para proponerte escribir el guión de una película sobre el acoso escolar.
J.C Sí, quieren producir una película sobre el fenómeno del bullyng y rápidamente implico a Jose (Corbacho) en la escritura del guión, que es lo que se pacta en un principio.

J.L.P Filmax os deja elaborar el guión sin ningún tipo de cortapisas.
J.C Sí, nos dejan escribir con absoluta libertad. En principio solo íbamos a escribir el guión, nosotros teníamos la mirada puesta en la que tenía que ser nuestra siguiente peli, pero finalmente, e inevitablemente, hacemos la historia tan nuestra que el cuerpo nos pide dirigirla, algo que Filmax también buscaba.

J.L.P ¿Qué es Hospiwood?
J.C: Hospiwood es una manera de ver la vida a través del cine.

J.L.P En todas vuestras películas y ahora en la serie de TV (“Pelotas”), Hospitalet es un personaje más.
J.C Sí, es verdad. Es un tributo a nuestros orígenes, pero también sucede que Hospitalet es un plató fantástico, hay de todo, tiene una riqueza visual muy potente y muy diversa y poder hacer uso de tu ciudad como plató es una suerte teniendo en cuenta los problemas que conlleva cualquier rodaje. Y en ese sentido tanto las instituciones de la ciudad como los vecinos siempre nos han apoyado mucho. Nosotros estamos encantados y como dice Woody Allen “es fantástico poder ir a dormir a casa después de rodar”.

J.L.P En el rodaje de “Pelotas” he podido comprobar que tenéis un gran equipo y que además, en su mayoría, es gente muy joven ¿cómo conseguís que ese equipo os entienda y se establezca esa complicidad?
J.C Creo que no somos una excepción en este sentido. Por un lado es gente que trabaja en lo que le gusta, se ilusiona con su curro, la gente del cine y la televisión se ha preparado para eso, conoce la dureza de este oficio. Es gente que se lo curra y tienen mucho curriculum detrás, porque han empezado muy jóvenes en esta historia. Por otro, para nosotros generar un buen clima de trabajo es fundamental, intentamos que el equipo esté a gusto y eso siempre va a favor del producto.
J.L.P Hablemos ahora de Juan Cruz, como guionista de cine.

J.C Para mí, esa es la parte más divertida y que tiene menos presión. Yo, particularmente, es la parte del proceso que más disfruto. Además hacerlo con Jose resulta muy estimulante. Me refiero a escribir, el sexo es algo que llevamos por separado.

J.L.P Dime alguna película española que te haya gustado especialmente.
J.C “Tras el cristal”, de Villaronga, fue la que me hizo cambiar mi concepto sobre el cine que se podía hacer en este país. Me impactó enormemente, no sólo la historia, sino la manera tan arriesgada de explicarla. “Amanece que no es poco”, de José Luis Cuerda. Otra fue “Acción Mutante” de Álex de la Iglesia, recuerdo haberlo pasado genial. “¿Qué hecho yo para merecer esto? Es la película que más me gusta de Almodóvar y de los últimos tiempos me quedo con “Camino”, de Javier Fesser. Es lo que tiene haber estudiado en un cole del Opus… (ríe)

J.L.P Películas no españolas que te hayan gustado últimamente.
J.C “An education” me ha gustado mucho. Sublime. Pero es que soy fan declarado de su guionista: el novelista inglés, Nick Hornby.

J.L.P Películas favoritas.
J.C “Uno de los Nuestros” de Martin Scorssese; “Un, dos, tres”, de Wilder; “Balas sobre Broadway”, de Woody Allen (¡por decir sólo una!); “Funny Games” de Haneke; y de las que he visto últimamente me quedo con “El Secreto de sus Ojos” de Campanella, del que soy un absoluto fan. Creo que Campanella es el Capra moderno y como tal ¡no puedo evitar llorar en algunas de sus películas!

J.L.P ¿Cómo ves el panorama del cine español?
J.C Con optimismo, suscribo cada una de las palabras del discurso de Álex de la Iglesia en la gala de los Goya. Tenemos que dejarnos el ombligo en casa y ponernos las pilas. El cine español tiene que reconciliarse con su público, apostar por cosas que estén más cerca de la demanda. Talento no falta y ganas, tampoco. Tenemos que ser más ambiciosos si queremos ser competitivos, tenemos que ser conscientes de que para ser más competitivos hace falta más inversión. Pensar que la película no se acaba cuando se tiran las copias, también hay que venderla. Eso es algo que se pierde de vista muchas veces y es fundamental de cara a la taquilla. Y es muy importante generar marca dentro y fuera del país, como se ha hecho en otros sectores como la moda, la gastronomía o el turismo.

J.L.P ¿Cómo ves el papel de papá estado respecto a nuestro cine?
J.C A mí, particularmente me gusta hablar de esto a calzón quitado. Dime qué sector productivo de este país no recibe ayudas del gobierno o de estamentos como la UE. Y algunos de esos sectores no son precisamente débiles económicamente, pongo por caso el sector automovilístico donde con un plan específico se fomenta la compra de vehículos. Esto es casi anecdótico, podríamos hablar de lo que sucede cuando una multinacional decide instalarse en cualquier sitio, de como fuerza las condiciones o de qué sucede cuando vienen mal dadas, hemos visto ejemplos de ello últimamente. ¿Y quién sino va al rescate de las entidades financieras en momentos de crisis?. En ambos casos el estado y no pasa nada.
Donde el cine no está apoyado por el estado lo único que sucede es que no hay cine. Y si el cine norteamericano es lo que es, es gracias a la visión de sus gobernantes que hacen del cine una cuestión de estado y que entienden y saben que el mejor vehículo para vender marca de país, y todo lo que eso significa, es hacerlo a través de este medio. De la misma manera que para ser punteros tecnológicamente hay que invertir en investigación. Y a esa conclusión llegan los norteamericanos en los años 50. Así que vamos con unas décadas de retraso.
De todos modos, creo que la solución podría pasar también por un modelo combinado más abierto, donde el capital privado pueda encontrar interesante invertir en cine. Una ley de mecenazgo y determinadas ventajas fiscales ayudarían mucho. Mientras tanto el cine deberá estar subvencionado como lo están otros muchos sectores productivos. Y no olvidemos que en este país, cerca de 40.000 familias dependen directa o indirectamente de este sector. Así que, señores, no frivolicemos tanto.

J.L.P Justo antes de despedirnos y off the record me comenta que José Corbacho y Juan Cruz están preparando su tercer largometraje, que será una comedIa. En breve seguiremos hablando con Juan de este nuevo proyecto y de la wikipeli que hicieron hace unos meses. Seguro que nos sorprenderá positivamente.
 
Artículo: José López Pérez