CRÍTICA “EL MAL QUE HACEN LOS HOMBRES”: THRILLER CORRECTO CON UN GRANDE SERGIO PERIS MENCHETA

Quien le ha visto y quien le ve… Sergio Peris Mencheta se ha labrado una carrera que, poco a poco, ha ido haciéndose más interesante convirtiéndose en uno de los actores más solventes del panorama nacional. Quien empezara con la serie “Al salir de clase” (donde comenzaron muchos de nuestros actores) y participara en sus comienzos con películas de clara visión comercial como “El arte de morir” o “Menos es más”, su carrera en el mundo del cine ha sido un tanto dispersa (por la cantidad de producciones en las que ha participado). Ha recurrido a todo tipo de géneros, con mayor o menor fortuna (aún recordamos todos lo desastrosa que fue la adaptación de “El Capitán Trueno” de la que el mismo reniega…y con razón), pero ha sido especialmente su carrera en el mundo teatral donde se ha prodigado con mayor gloria y con resultados excelentes, lo que da a entender una inquietud cultural que le ha reportado unas tablas inmensas sobre el escenario. Y precisamente han sido estas tablas lo que han hecho de este actor una de las presencias mas volátiles de nuestro panorama, aprovechando su inmensa presencia para crear personajes que epaten al espectador. Su última producción, “El mal que hacen los hombres” es el ejemplo perfecto de por qué el actor consigue electrizar la pantalla con su presencia.

Santiago ( Daniel Faraldo) y Benny (Andrew Tarbet) trabajan a las ordenes de un cartel del narcotráfico, Lucho. Los dos, casi siempre encerrados en un recinto abandonado donde guardan la “mercancía”, mantienen una relación cordial sin pensar demasiado en la moral del trabajo que realizan…hasta que llega un nuevo paquete traído por el primo del cartel, Martin (Sergio Peris Mencheta) que les hará plantearse donde está el límite moral del trabajo que están haciendo.

El mal que hacen los hombres es un film que no rehuye de su simpleza de medios, es más, lo acoge con los brazos abiertos, y creo que este es uno de los puntos más positivos del film. Reduciendo el espacio en una única localización (salvo breves escenas que se cuentan con los dedos de una mano) y con el menor número de personajes posibles, la cinta consigue meterse al espectador en el bolsillo precisamente por la sencillez de su propuesta en un thriller, que aunque no ofrezca nada nuevo, si consigue mantener interesado al espectador por su aspecto de thriller y por el tono de desconfianza que desprende de su relato. Y todo, repito, con 4 personajes principales y una localización. El director, Ramón Termens, sabe sacarle partido con un ritmo solido, que avanza con buen talante, sobre todo porque resulta contenido para ir explotando sus dosis de violencia a medida que transcurre (y no son muchas las escenas explicitas…aunque las que hay, consiguen el impacto deseado). En ese sentido, el grueso de la producción técnica de la película, consigue un resultado firmemente sólido.

Pero el guión termina por forzar algunas decisiones que lastran al conjunto de forma bastante evidente, sobre todo a la hora de desarrollar las decisiones de los personajes: resultan poco creíbles, por no decir, inverosímiles, algunas de las acciones tomados por éstos, y el ejemplo perfecto de lo que estoy hablando está en el personaje de la “novia-amante” de Santiago, cuyas decisiones llegan a resultar incluso risibles (su aparición a mitad de la película resulta la decisión más forzada de todo el film con mucha, mucha diferencia). En ocasiones, da la sensación de que las cosas ocurren de manera mecánica y no de forma orgánica, como puede verse en la relación de Benny y la pequeña, cuyos diálogos (y alguna que otra situación) hacen muy dificil su credibilidad. Es cierto que en su retrato de la moral resulta acertada, por no decir discreta (por que no aporta algo que no hayamos visto antes, aunque tampoco lo pretenda), pero todo termina por resultar demasiado manido en su conjunto, aunque sabe reunir los elementos para enganchar al espectador.

Respecto a las interpretaciones, debo decir que mitad y mitad. En el lado positivo resaltar que me ha sorprendido gratamente Andrew Tarbet ante un personaje que parece fácil, pero no lo es (es el más previsible de todos y lo comentan todos los personajes en todo momento) porque sabe dibujar a su personaje con la suficiente contención en su gesto para que el espectador sepa las intenciones del personaje, y sobre todo un Sergio Peris Mencheta que es, sin duda, lo mejor del film por lo bien que sabe jugar con su personaje con su magnética presencia (ya desde su primera aparición consigue una desconfianza respecto a su personaje tremenda). En cambio, al que seguro que le caerán todas las alabanzas, Daniel Faraldo, no me termina de convencer…su personaje, un auténtico bombón de papel, no termina de encontrar el tono electrizante que requiere y en muchas de sus escenas le achaqué una falta de garra en un personaje que pudo ser antológico, y se queda en la superficie, lo cual es una pena lo desaprovechado que está el personaje, cuando debe ser el motor de la misma (me resultó plano, sinceramente). La pequeña Priscilla Delgado también resulta algo limitada, pero es comprensible debido a su corta edad y se le perdona en este caso.

Así pues, El mal que hacen los hombres es un thriller discreto, que consigue entretener lo mínimo con una premisa que bebe de los mejores thrillers y del que cuya condición de película pequeña (pocos personajes, una localización) son sus mejores bazas, pues consigue distraer con facilidad, pero también es una lástima que ciertos elementos de su libreto por intentar forzar las situaciones de tensión, echen por tierra el adentrarse en esta historia con la intensidad adecuada y, sobre todo, creíble, además de que pudieron aprovechar a algunos de sus personajes con mucha mejor fortuna de lo que se ve en pantalla. Pese a todo, no lamento su visionado, y gracias a su duración (90 minutos) no tuve la sensación de perder el tiempo.

Nota El Blog de Cine Español: 5

Manu Monteagudo

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