
Estamos seguros que “Olivia y el terremoto invisible”, de Irene Iborra, y “Decorado”, de Alberto Vázquez, se disputarán el año que viene el Goya al mejor largometraje de animación.
“Olivia y el terremoto invisible” es una película de animación stop-motion que está logrando unas excelentes críticas y está siendo seleccionada en los festivales más importantes de su especialidad. Llegará a los cines el 21 de noviembre con distribución de Filmax.
Dirigida por Irene Iborra Rizo, la cinta adapta a la pantalla la novela La película de la vida (Barco de Vapor, 2017), de Maite Carranza, que ha vendido más de 24.000 ejemplares en España y ha sido traducida a ocho idiomas. Iborra se convierte así en la primera directora española al frente de un largometraje en stop motion, y firma también la primera película en versión original catalana realizada íntegramente con esta técnica de animación. La cinta ha contado con un equipo artístico y técnico de primer nivel, incluyendo a reconocidos animadores internacionales como Tim Allen ( La novia cadáver, Pinocho, Isla de Perros ) y César Díaz ( Frankenweenie, Isla de Perros ), ganador del Premio Goya por Muedra .
¿De qué va?
Olivia, su hermano pequeño Tim y su madre Ingrid son expulsados de casa y tienen que empezar de cero en otro barrio. Mientras Ingrid se hace malabares para resolver la situación, Olivia se inventa una fantasía protectora para su hermano y para ella: todo lo que viven no es real, están rodando una película. Pero esta invención tendrá consecuencias inesperadas. Afortunadamente, a su alrededor se formará una nueva y pintoresca familia con la que vivirán rocambolescas aventuras. Entre risas, llantos, magia y amistad, descubrirán que son los increíbles héroes cotidianos de sus propias vidas.
El téaser tráiler:

































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Yo desconozco la calidad de la película, pero los dibujos me parecen horrorosos!!!
Igual eso no significa nada, en su tiempo, cuando pequeño, me pareció horrendo el diseño de Mario Bros.-
Pero no se una chica de gafas horribles con un saco podemita y rodeada de todos los colores de la Benetton, me parece que asusta a los niños, más que engancharlos.-