CRÍTICA “TARDE PARA LA IRA”: UNA ÓPERA PRIMA MEMORABLE, UNA DE LAS MEJORES PELÍCULAS ESPAÑOLAS DEL 2016

Tengo que redactar esta crítica tirando de refranero: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Sinceramente, la mejor definición de esta maravilla cinematográfica. Raúl Arévalo, después de habernos enseñado (y seducido) con sus dotes interpretativas, se inicia como director con un thriller digno, sensato y espeluznante. Y es que ‘Tarde para la Ira’ es una cinta de contrarios: un largometraje tranquilo pero inquieto, o quizás, tenso pero también relajado… Pero si he de definir ‘Tarde para la Ira’, lo mejor que se le puede atribuir es ‘Thriller españolito’.

Una ambientación en los suburbios más recónditos provoca una tensión superficial durante el metraje que, acompañado de un guion digno de enmarcar, hacen de ‘Tarde para la Ira’ una ópera prima maestra. Y es que para ser el primer largometraje de Raúl Arévalo, el director mostoleño sabe jugar a la perfección con el espectador. La cinta comienza con una carta de presentación de más de media hora y, no es hasta más de la mitad de la cinta, cuando el público entrelaza las directrices de la trama. De hecho, una trama muy simple en el universo cinematográfico: La venganza que debe llevar a cabo el protagonista. ¿Y qué más se puede pedir si el protagonista es Antonio de la Torre? Un personaje que el actor malagueño cocina a fuego lento. Una interpretación gloriosa que, debido a la demanda del personaje, carece de sentimientos y sensibilidad. Y es que José (el personaje de Antonio) actúa a través de la ira (lógicamente). Una ira que termina en venganza. Y ya que estamos, me atrevería a decir que su interpretación huele a Goya… Pero un personaje así necesita un respaldo, y para eso está Luis Callejo. Un dueto contaminado por el odio en el que, si fueran piezas de un rompecabezas, encajaban a la perfección. Y el toque femenino del filme lo pone Ruth Díaz, una interpretación delicada pero interpretada con mucha garra.

Al espectador le llegan las imágenes rodadas a través de unos extensos planos secuencia y una fabulosa cámara en mano. Un largometraje rodado, en primer plano, con una sutileza limpia e impecable. Y a la imagen le acompaña una banda sonora simple y corta, pero justa y necesaria en los momentos más adecuados de la acción. Y aquí la explicación al término ‘thriller españolito’: una ambientación con pequeñas directrices gitanas y una banda sonora muy flamenca, tirando a rumba. Todo esto coge fuerza (y potencia) gracias a un guión escrito durante ocho años y con firma del propio Arévalo, con la participación de David Pulido. Un guion sencillo pero grandilocuente en lo que ira se refiere. Y es que Raúl Arévalo se ha puesto al mando de una ópera prima memorable. Tan memorable que la podría calificar como una de las mejores películas españolas en lo que va de año.

Nota El Blog de Cine Español: 8,5.

Pablo Aguilar-Galindo Montoya
Director de ‘Fotograma a Fotograma’