Una de las virtudes de las grandes películas, de los clásicos, es su armonía. Distribuida por Alta Films, el próximo viernes se estrena en España con 159 copias, “Blackthorn, sin destino”. Un western clásico y moderno. La mejor película española estrenada hasta ahora en 2011. Ha costado 4 millones de euros (muy bien empleados) y en octubre se estrenará en Estados Unidos, distribuida por Magnolia.
Todo es bueno en este film que va más allá de la historia de Butch Cassidy y del mítico film “Dos hombres y un destino”, donde lucían Paul Newman y Robert Redford.
En los próximos Goya debería recibir nominaciones a doquier. La música de Lucio Godoy es excelente, un score contenido, lejos de la épica, pero de total eficiencia y pegado a la narración. Las canciones están muy bien integradas. Sensacional el guión de Miguel Barros, revitalizando un género clásico y del que he de reconocer que siempre he sido aficionado (desde niño viendo programas dobles en cines de barrio de sesión continua), con varias sorpresas argumentales y personajes muy bien construidos, donde todo es armónico y más que sumar multiplica.
El gran Reyes Abades demuestra una vez más su total solvencia en los efectos especiales. Mateo Gil dirige con mano maestra y da signos de que puede ser otro de nuestros grandes cineastas, planteando el género como fuente de inspiración hacia nuevas vías, hacía otros tratamientos cercanos a la política y con elementos metafóricos.
El reparto extraordinario. Destacando el escritor y ocasional actor, Sam Shepard es la mejor interpretación de su vida, con un look que recuerda a Kris Kristopherson en “La puerta del cielo”. Un aire del Eastwood de “Sin perdón” está presente en pantalla, así como Leone y John Ford. Eduardo Noriega es el ingeniero español que de modo fortuito compartirá camino y emociones con Blackthorn. Una de las mejores interpretaciones de su carrera, demostrando tener mucha química con Shepard. Stephen Rea hace un gran registro en sus escenas, situadas con más de dos décadas de distancia. La peruana Magaly Solier participa en pocas secuencias, pero consigue brillar como amante de Shepard.
El hermoso paisaje boliviano se convierte en un personaje más y en esto tiene mucho mérito la excelente fotografía de Ruiz Anchía.
“Blackthorn” es además un western crepuscular que se desarrolla en un lugar y en un momento en el que el viejo oeste está próximo a desaparecer, conviviendo los caballos con los primeros vehículos automóviles.
La mentira, el engaño, está también presente en la trama.
La honestidad forma parte de una cosmovisión que parece que en la actualidad se está perdiendo. Sam Shepard representa una forma de vida que es reivindicable en la actualidad, tanto como Butch como Blackthorn.
El film fabula con la posibilidad de que Cassidy no muriera junto a su amigo Sundance Kid y viviera durante unos años como granjero en el total anonimato.
Cuando se cierra el telón “Blackthorn” ha conseguido emocionarnos, demostrarnos que el cine puede ser maravilloso y como decía la famosa poesía puede ser un arma cargada de futuro.
José López Pérez
Foto: José López Pérez
