Los Cronocrímenes de Nacho Vigalondo, su Ópera Prima, parte de un buen guión escrito por el propio Vigalondo que naufraga en la escena cuando Karra Elejalde se pone una venda en la cabeza que le tapa toda la cara, como una momia, y sólo por tener una pequeña brecha en la frente.
La película pierde toda credibilidad a partir de esta escena. Vigalondo se podría haber currado algo mejor para que Karra tuviera que vendarse toda la cara como, por ejemplo, que se quemase o algo parecido.
Si no fuera por esta metedura de pata, el resto de aspectos poco creíbles podrían pasarse por alto: como intimidar a una persona con una tijera a cinco metros de distancia, pudiendo salir corriendo la víctima; que la mujer no pregunte nada sobre lo que hace su marido al igual que el personaje de Bárbara Goenaga, etc.
Otro tema muy criticable – Vigalondo, no te enfades- es que el director y guionista de la película, Nacho Vigalondo, también aparece como actor en Los Cronocrímenes pero, creo, que no está a la altura para un papel de estas características.
Por lo demás, como ya he dicho anteriormente en mi crítica, el puzzle que nos presenta el guión, bastante original, de Vigalondo está muy bien trabajado pero falla lo citado anteriormente.
Para los más calientes, decir que una de las mejores escenas de la película es poder ver desnuda a la guapa actriz Bárbara Goenaga.
