CRÍTICA “100 METROS”: PRETENDE INUNDAR DE LÁGRIMAS LAS SALAS DE CINE DE TODA ESPAÑA

100 metros” cuenta la historia de Ramón Arroyo, un padre de familia con un trabajo de éxito al que, inesperadamente (como siempre que ocurren estas cosas) diagnostican esclerosis múltiple. Este personaje real es interpretado en la película por el ya habitual de las pantallas españolas Daniel Rovira, que en esta ocasión parece alejarse de la comedia fácil en un papel que permite entrever ciertas cualidades dramáticas que nos hacen intuir el crecimiento y enriquecimiento del actor en el futuro, pero que aún hoy sigue recordando al Rovira humorista que tenemos grabado a fuego en la retina. Papeles como este sin duda le ayudarán a diversificar sus interpretaciones de aquí en adelante.

La esclerosis múltiple, esa enfermedad de “incertidumbres múltiples” que ayuda a conocer este filme, es sin duda un pretexto magnífico para escribir y contar esta historia esperanzadora de superación, llena de emoción y fuerza a partes iguales. La aparentemente insignificante distancia de cien metros se convierte para Ramón en un reto físico, psicológico y personal insalvable si no fuera por el impulso, el compromiso y la dedicación que adopta su entorno familiar. El apoyo de su mujer (Alexandra Jiménez), que asume la enfermedad como propia y sobre todo la ayuda de su suegro Manolo (KarraElejalde), un viudo alcoholizado que necesita a Ramón tanto como éste a él, logran que el protagonista no ceje en su empeño de realizar un triatlón. La pareja Rovira-Elejalde (que ya habían sido yerno y suegro en “Ocho apellidos vascos” y “Ocho apellidos catalanes”) seduce ahora por su enorme complicidad frente a las cámaras.

El reto de Ramón de recorrer a nado, en bicicleta y a pie una cifra de kilómetros que otros enfermos de esclerosis considerarían prohibitiva, se nos presenta como una carrera no en contra de la enfermedad, sino “aprendiendo a bailar con ella sin que te pise”. El paralelismo de este desafío con los conflictos personales del personaje de Manolo, coprotagonista con todos los méritos en esta historia, nos hace pensar en los retos que la vida plantea en líneas generales y en todos los ámbitos, más allá de padecer o no una enfermedad y pretende por tanto servir de ejemplo e inspiración para todos.

“100 metros” es una película que sigue la estela de otras previas como la exitosa francesa “Intocable” (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011) protagonizada por un tetrapléjico o la americana “La teoría del todo” (James Marsh 2014) que narra la lucha de Stephen Hawking contra la esclerosis lateral amiotrófica. A la altura de estos precedentes puede posicionarse “100 metros” sin demasiados complejos, pues comparte con ellas el espíritu optimista pese a lo dramático de las historias, la inspiración en una vivencia real, el planteamiento narrativo con apuntes cómicos que suavizan la dureza de las situaciones reflejadas y el tratamiento digno de la enfermedad que no cae en la recreación excesiva en los síntomas. No obstante, la configuración del guion en torno a la figura arquetípica del héroe, en este caso IronMan, algo que la diferencia de las anteriores y que funciona como aderezo del relato yelemento que propicia la unión en la relación de Ramón con su hijo, resulta poco original para una historia de superación como esta.

El final de la película, happy end previsible desde el minuto uno, se deja llevar por el sentimentalismo que conlleva la comparación con la historia real, pretendiendo sin duda inundar de lágrimas las salas de cine de toda España. En definitiva, un producto necesario desde el punto de vista didáctico y en cuanto a su labor de difusión y concienciación respecto a una enfermedad poco conocida socialmente como es la esclerosis múltiple, pero que en poco sobresale desde el punto de vista cinematográfico.

Nota El Blog de Cine Español: 6,5.

Débora Madrid Brito