CRÍTICA DE “EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS”, ALBERTO RODRÍGUEZ ELEVA EL CINE ESPAÑOL

Efectivamente; si Alberto Rodríguez ya nos deleitó con la adorada La Isla Mínima (2014), con El Hombre de las Mil Caras realza su carrera como director cinematográfico. Una película mentirosa, astuta y con una inteligencia que sobresale de la pantalla; así es este largometraje que parece tener más de mil caras. Y es que el ritmo frenético de la cinta no deja respirar al espectador, un ritmo lo suficientemente potente como para que el público sea engañado por las peripecias que se encuentran en un guión tramposo.

Alberto Rodríguez comenta en la rueda de prensa del largometraje en San Sebastián que el filme es una comedia. Habrá que hacerle caso y definirla como una comedia perspicaz que muestra cómo los grandes juegan con los pequeños en una sucia sociedad española de finales del XX… unos grandes interpretados majestuosamente por Eduard Fernández y Carlos Santos. Y, aunque José Coronado esté en segundo plano, protagoniza de manera notable el “segundo de abordo” de Paesa (Eduard Fernández). Unas elegantes interpretaciones (muy habituales de la España más picaresca) con delicadas pinceladas irónicas bárbaramente conseguidas. De hecho, es Coronado (con su personaje de Camoes) quien nos adentra y nos guía con una sutil, pero muy potente narración, durante todo el largometraje. Eso sí, no solo encontramos elegancia en las interpretaciones, este toque formal lo registra todo el largometraje: una dinámica de montaje y una impecable armonía de guión (trabajada perfectamente mostrando una mezcla entre pasado y presente) hacen que el hilo conductor de la trama sea constante y poco lineal. Necesita mención especial la banda sonora compuesta por Julio de la Rosa: la imagen siempre la encontramos acompañada de una constante potencia musical con aires de acción y toques de misterio. Una delicia. Y es que no es una película fácil, el director sevillano se ha puesto al mando de una película retorcida donde, según Rodríguez, se necesita un diccionario de términos económicos para entender la trama. Aunque, debido a los muchos casos de corrupción que encontramos semana tras semana en España, el público ya no es novato en este tipo de jerga.

Así pues, y siendo sincero, el cine español hace bien en llevar a las salas (con elegancia) unos personajes tan astutos (y tramposos) como Paesa y Roldán. Aunque, con la situación política actual que experimenta (por desgracia) nuestro país, cada viernes podríamos tener en cartel un largometraje sobre los distintos casos de corrupción. Eso sí, si se han de rodar películas sobre estos casos, que el equipo esté guiado por Alberto Rodríguez; un director sensato, firme y muy digno. De los mejores que tiene ahora mismo el cine español. Y es que, El Hombre de las Mil Caras es de lo mejor que se ha presentado hasta el momento en Sección Oficial de la 64 edición del Festival de San Sebastián. De hecho, ya ha se habla en el Donostia Zinemaldia de aires a Concha de Plata o de cabezones para unas interpretaciones soberbias (como la de Eduard)… Aunque, tiempo al tiempo, no nos precipitemos…

Nota: 8/10

Pablo Aguilar-Galindo Montoya