CRÍTICA DE LA PELÍCULA “DIOSES Y PERROS”: UN SOPLO DE AIRE FRESCO EN EL PANORAMA DEL CINE ESPAÑOL

Seré sincero: no he visto ninguno de los films precedentes de su director David Marqués, y es mas, cuando he revisado su filmografía…desconocía la mayor parte de los títulos que él ha dirigido. Su nueva película, “Dioses y perros“, que se estrena entre nosotros el 10 de octubre, ha sido para mi, su carta de presentación, y lo cierto es que el resultado me ha sorprendido gratamente. No me esperaba absolutamente nada de este film protagonizado por Hugo Silva, en el que su premisa daba a entender que estaríamos ante un film cuyo tema principal era el boxeo, y ,vale, el tema pugilístico está presente, pero es lo más secundario de una cinta que nos habla de perdedores que buscan una salida para un futuro mas esperanzador. Y lo cierto, es que en sus intenciones, el film resulta de lo mas honesto.

La historia nos cuenta la vida de Pasca (Hugo Silva), un boxeador en horas bajas que sobrevive como puede trabajando como sparring en un centro de entrenamiento. Su vida se centra en todos menos en él: debe cuidar de su hermano paralítico (Elio González), a pesar de que este último tiene una novia fisioterapeuta que le cuida (algo que Pasca no soporta), y de su mejor amigo (Juan Codina), antiguo boxeador que ahoga sus penas en el alcohol al no conseguir ningún tipo de trabajo. Pero todo puede dar un giro cuando, de casualidad, conoce a Adela (Megan Montaner), una profesora sustituta en un colegio, que posee una verborrea enorme, y que desprende optimismo y ganas de vivir por los cuatro costados. El interés del uno y del otro es mutuo…pero las necesidades de los seres queridos de Pasca pondrá en mar de un compromisos a su relación con Adela.

No os voy a engañar: “Dioses y perros” no inventa la rueda. Se mueve por terrenos harto conocidos que, desde luego, no sorprenden al espectador en ningún momento, pero su gran ventaja…es que no lo pretende. Lo único que quiere su director David Marqués es narrarnos la vida mísera de unos personajes marginales afectados en cierta medida por la crisis, que necesitan una vía de escape, cueste lo que les cueste. Y en ese sentido, el film funciona a base de sencillez y honestidad, por que se nota el mimo que ponen sus creadores a los personajes que pueblan el film, personajes que puedes encontrarte en la calle perfectamente, o que bien podría ser tu vecino, al tratar con temas tan cotidianos. Su desarrollo es desde luego lo mas predecible, pero gracias a unos diálogos cargados de naturalidad, consiguen hacer llevadero su visionado, y desde luego, se agradece lo entretenida que resulta, gracias a una duración de 84 minutos que se hacen muy llevaderos y se pasan en un suspiro.

Parte de la culpa de que el film resulte, a su modo, encantador es por la labor interpretativa, mucho mejor de lo esperado y resultando creíbles en sus respectivos roles: Hugo Silva tiene el papel mas difícil al cargar todo el peso del film sobre sus hombros, y lo cierto es que lo aguanta perfectamente sin ningún tipo de problema, y abordando el papel con una naturalidad pasmosa (las escenas con su hermano o su relación con Adela son el mejor ejemplo en el que el carisma del actor se ve muy presente); Megan Montaner consigue resolver un personaje que podría haber sido insoportable, a base de encanto y buen hacer; Elio González sorprende con su registro dramático, y aunque en sus escenas iniciales cueste creérselo, a medida que avanza se le nota mucho mas cómodo con el papel (atención a la escena en la que un amigo suyo le recrimina lo de sus piernas) ; Juan Codina está estupendo en su papel de mejor amigo de Pasca, y se nota la relación entre ambos al instante (excelente su monólogo del Parque de las Tetas en Vallecas aunque la situación sea un tanto ridícula); y la pequeña intervención de Enrique Arce , que está fantástico en su rol (sus dos intervenciones en el bar son geniales).

Es una pena que al film se le noten cierta limitaciones presupuestarias, pues hay aspectos que, no os voy a engañar, me parecieron muy descuidados, como el sonido: hay momentos donde los diálogos se notan cortados por un montaje no muy afortunado (el primer encuentro entre Adela y Pasca), y en el que se nota a la legua que uno de los personajes está grabando en estudio, y el otro no, pues la diferencia entre uno y otro se nota una barbaridad. También es una pena que le entren las prisas y termine todo corriendo, y, aunque cierre todos los círculos de su argumento, la precipitación de los acontecimientos se hace notar en su guión (la escena después de la pelea climática, resulta innecesaria al no aportar prácticamente nada), que, además, en ciertas ocasiones, integra temas sociales (la hipoteca del mejor amigo de Pasca) no con demasiada fortuna.

Aun así, como dije antes, “Dioses y perros” es un film sencillo y honesto, que sabe en todo momento lo que es, y que entretiene sin pedir mucho al espectador. Gracias a eso y a la labor de sus intérpretes, consigue, pese a sus limitaciones, que el film sea un soplo de aire fresco en el panorama del cine español. Ni mas, ni menos.

Nota El Blog de Cine Español: 6.

Manu Monteagudo