Fariña, la serie de Antena 3 que arrasó hace 14 días en su estreno, cedió ayer en su tercer episodio casi 4 puntos con respecto a su estreno, aunque mantuvo su liderazgo en coincidencia con Got Talent (Telecinco).
En los últimos años, las cadenas de televisión abierta han incorporado la figura de access time, estirándola cada vez más, de tal modo que el prime time (el periodo de consumo televisivo más valorado por los anunciantes) se inicia cada vez más tarde con el fin de que el porcentaje de share sea mayor. Por el mismo motivo, los programas -en especial realitys y talents- acaban cada vez más tarde, incluso más allá de las 2 de la madrugada.
Series, películas y programas enmarcados en el prime tienen programada su hora oficial de emisión a las 22:50 h. Un paradigma que supone un caso específico y único de nuestro país, mientras que lo habitual en el resto del mundo es que el prime time dé comienzo antes de las 21h (recomiendo leer este artículo) y es impensable que un programa pueda acabar a las 2 de la madrugada.
Los espacios más damnificados por estas emisiones intempestivas serían las series de ficción. Abandonar un episodio por cansancio conlleva consecuencias trágicas: supone perder el hilo y, en consecuencia, abandonar la serie. En el caso de los realitys y talents, esto no sería tan grave al no contener hilo narrativo.
De este modo, vemos cómo tras arranques espectaculares y pese, en muchos casos, las excelentes valoraciones del público y crítica, las series protagonizan importantes descensos progresivos. Un ejemplo sería la citada Fariña o La casa de papel, revitalizada tras el lanzamiento de Netflix y que no funcionó en Antena 3.
En el caso de la citada La casa de papel, Netflix además dio en la tecla al montar la serie de tal manera que la duración de cada episodio fuera inferior, con un número mayor de episodios. Esto dotó la serie de agilidad y puso de manifiesto otro de los problemas de la ficción en las TV abiertas: la duración de los episodios (con la intención de estirar el share) es excesiva.
La incorporación de plataformas streaming supone otro handicap para las TV convencionales. Nos da la opción de ver cómodamente una serie cuando decidamos, ante la emisión a altas horas y plagada de anuncios que ofrecen Antena 3 y Telecinco.
