
Nos informan del rodaje de la película “Esta soledad”, escrita y dirigida por Javier Giner (serie “Yo, adicto”), que está protagonizada por Oriol Pla y Marina Salas. Su reparto lo completan Gema Martínez, Kai Etxaniz, Itziar Lazkano, Ione Irazabal, Miren Gaztañaga, Mikel Bustamente, Ainhoa Artetxe y la colaboración especial de Fernando Guallar, Eneko Sagardoy y Omar Ayuso.
Se trata de una producción de Balance Media Entertainment y Fuga de cuerpos, AIE, con Miguel Torrente como productor y con la producción ejecutiva de Luisa Matienzo que también firma el guion junto a Giner, la película llegará a los cines de la mano de Filmax y cuenta con la participación de RTVE.
Para Giner, “ESTA SOLEDAD” parte de una sensación: la de estar agotado. De vivir en esa especie de niebla en la que uno se sostiene como puede, aplastado por las exigencias de un mundo voraz y de uno mismo. De ver a tu alrededor a gente que no puede más, pero que sigue. Personas que se cuidan entre sí con las pocas fuerzas que les quedan. Que van a trabajar con ansiedad, que envían mensajes a deshora, que intentan dormir con el cuerpo lleno de ruido. No por dramatismo. Por realidad. Gente que hace lo que puede, con lo que tiene.
Tras la explosión en mi vida que significó el estreno de ‘Yo, adicto’, necesitaba volver a mis orígenes, Bilbao, al silencio, a lo más íntimo. Quería distanciarme del mundo y hablar de lo pequeño, lo cotidiano, las vidas anónimas que sobreviven en el caos del sistema. Volver a rodar hombro con hombro con dos actores (y amigos) tan admirados y tan generosos como Oriol y Marina me hace inmensamente feliz. Ojalá consigamos transmitir todo lo que esta historia para nosotros.
¿De qué irá?
Leo y Lorea se han querido. Quizá se siguen queriendo. Pero algo en ellos se ha roto. Su relación, tras cinco años, ha terminado. Él carga con su padre enfermo, atrapado entre la responsabilidad y una desconexión emocional que le pesa. Ella, enredada entre trabajos mal pagados y crisis personales, intenta recomponerse sin saber muy bien por dónde empezar. Son dos cuerpos cansados y solos, atravesados por lo precario, por lo no resuelto, por la herencia emocional de una generación que parece llegar siempre tarde a todo: al amor, a la estabilidad, a la madurez, a la calma, a la satisfacción personal.













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