Los grandes premios nacionales de cine, considerados como precursores en la carrera a los Premios Goya, se pueden englobar en un big five: Premios Feroz, Premios Forqué, CEC, Fotogramas de Plata y Sant Jordi.
Un quinteto que, con más o menos acierto, avanza las tendencias de cara a la gran fiesta del cine patrio. Así, en este siglo solo hay una película que consiguió ganar el Goya sin haberlo hecho antes en alguno de los cinco antecesores. Fue Los Otros, de Alejandro Amenábar.
Al margen de estos precursores estarían los de la Unión de Actores (los SAG patrios) que, además de tener unas normas muy estrictas en cuanto a elegibilidad, anuncian sus nominados en marzo-abril.
Se podría decir que la batalla por convertirse en el premio nacional más importante de nuestro país tras los Goya tiene dos contrincantes: los Premios Forqué y los Premios Feroz.
Los primeros, creados en 1996 por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), están avalados por su prestigio y mayor solera. Son extremadamente fiables como sondeo de cara a los Goya: en la última década han acertado 7 de cada 10 películas ganadoras. Además, ninguna actriz principal ha ganado jamás el Goya sin haber resultado galardonada previamente con el Forqué. Igual sucede en actor, a excepción del premio a Javier Cámara por Vivir es fácil con los ojos cerrados.
Los Feroz están formados por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España y nacieron en 2013 con el espíritu de convertirse en los Globos de Oro patrios, emulando su separación de candidaturas en drama y comedia. Aunque aún no han logrado el estatus de sus homólogos americanos, se nota el esfuerzo por convertirse en los premios más mediáticos tras los Goya, ganándose cierto apoyo del “star system”. Su espíritu más libre e irreverente se imprime en las ceremonias, aunque desde su arranque no hayan conseguido el apoyo de las televisiones importantes, algo esencial de cara a su proyección (de poco sirve tratar de ser los más mediáticos y contar en sus galas con los mejores guionistas y presentadores si nadie las ve). Además, estas galas tampoco están disponibles tras la emisión, convirtiendo a los Feroz en una mera nota de prensa, poco visible para el público. Precisamente, una baza fundamental de los Forqué reside en la emisión su gala en La 1 de TVE.
Siguiendo con los premios en orden de importancia encontraríamos las Medallas CEC, del Círculo de Escritores Cinematográficos. Son los más antiguos -se entregaron por primera vez en el año 1946- y estos sí tienen nominaciones al estilo clásico, muy similares a los Goya (hasta tienen actor y actriz revelación o dirección novel). En ese sentido, juegan a adivinar lo que sucederá en la gran noche del cine español, acertando la peli ganadora en 7 de las diez últimas ediciones.
Los Fotogramas de Plata llevan el nombre de la publicación cinematográfica española por excelencia. En enero anuncian la cinta premiada, que pese a ser elegida por cerca de 60 críticos no se distingue por su originalidad: ha coincidido en 8 de 10 películas ganadoras del Goya la última década. Su divertida gala se celebra tras los Goya e incluye los premios interpretativos, en este caso votados por el público.
Por último, los Sant Jordi, concedidos anualmente por Radio Nacional de España (RNE) y otorgados por un jurado compuesto por críticos y especialistas del mundo del cine, son los más audaces en sus premiados y son los que menos coinciden con los Goya. Además, su excentricidad se ha agudizado con los años, algo que los diferencia del resto y que nos gustan especialmente. Se rumorea que sus decisiones se dirimen durante una buena comilona (lo que, de ser cierto, no restaría un ápice de rigor). Pese a su solera (nacieron en 1957), no cuentan con una mísera web o cuenta de twitter.
En general, todos estos premios (Goya incluido) fracasan estrepitosamente en su gestión de marketing digital, con webs poco actualizadas y una pobre difusión en redes. Esto nos aleja de los premios de otras cinematografias.
