DIRECTORES OLVIDADOS (Y 2): ANTONIO DROVE

En la segunda entrega de esta nueva serie vamos a hablar del director y guionista Antonio Drove (Madrid, 1 de noviembre de 1942-París, 24 de septiembre de 2005).

Fue guionista y director, también actor ocasional.

Antonio Drove  forjó su pasión por el cine asistiendo a cines de sesión continua en su barrio, Argüelles (Madrid). Adoraba el western. Estudió Ingeniería industrial, pero su gran vocación fue más fuerte. Se graduó en la escuela oficial de cine de Madrid, donde hizo un mediometraje que pese a que no se pudo exhibir  hasta 1980, ya demostraba su talento, me estoy refiriendo a “La caza de brujas” (1967). Solía reunirse con otros directores afines y amigos en la cafetería La Verdad en Argüelles.

De la mano del productor y guionista José Luis Dibildos debutó como director con “Tocata y fuga de Lolita” en 1974. Tenía varias referencias políticas. Era una comedía que intentaba renovar el género. Se adscribió en el movimiento llamado La tercera Vía. Había varias escenas eróticas y desnudos, fundamentalmente de la protagonista, la miss universo recientemente fallecida Amparo Muñoz. El reparto lo encabezaban, también, Arturo Fernández, Pauline Challoner, Paco Algora y Manuel Alexandre. Fue un gran éxito de taquilla.

Un año después rodó “Mi mujer es muy decente dentro de lo que cabe”, también de tono erótico. El guión lo firmaron Chumy Chumez, José Luis Dibildos y José Luis Garci. En el reparto estaban Concha Velasco, María Luisa San José, Pepe Sacristán, Mirta Miller, Bárbara Rey y Eva León. Había elementos alegóricos y metafóricos.

En 1976 rodó “Nosotros que fuimos tan felices”, al frente del reparto figuraban Amparo Soler Leal y Emma Cohen. El argumento fue del propio Drove. Fue un film que no acabó de funcionar en taquilla.

La mejor película de Drove es sin duda, “La verdad sobre el caso Savolta” (1980), adaptación de la excelente novela de Eduardo Mendoza. Tenía una gran ambientación. Se hizo en coproducción (España-Francia-Italia) y tuvo muchos problemas de producción, incluyendo una huelga a la que se unió el propio director.

El guión era muy fiel a la obra original, lo escribieron Antonio Larreta y Drove. Es un drama político con mensaje. La acción se sitúa en Barcelona entre 1917 y 1923 y cuenta la historia de la lucha de unos trabajadores anarquistas y los dueños de la fábrica de armas Savolta. Todo se complica cuando los propietarios de la fábrica quieren aplastar el movimiento con asesinatos pagados e intrigas para ocultar sus comercios ilegales con Alemania. Un periodista veterano y peculiar (Pajarito de Soto) intentará desenmascarar la trama y se pondrá en peligro. Los actores estaban todos muy bien. José Luis López Vázquez, Omero Antonutti, Ovidi Montllor, Stefania Sandrelli y Charles Denner. Esta es una película a reivindicar y revisar. Con este film Drove se alejó de sus primeros films.

Con el beneplácito de Ernesto Sábato, tras 7 años sin hacer cine, rodó la adaptación cinematográfica de la extraordinaria novela “El túnel” (1987), fue su último film. Este drama pictórico fue un proyecto fallido, en parte por errores en el casting y en parte por la complejidad de la tarea. Es un film frío, bastante inconsistente. No había química entre los dos protagonistas (Peter Weller y Jane Seymour) y eso fue una losa demasiado pesada para el proyecto.

Drove vio malogrado su talento en varias ocasiones por problemas de producción, posiblemente en su época tuvo que ir a contracorriente.

Con grandes intermitencias también trabajó mucho en televisión, entre sus trabajos destacan 3 episodios de la serie de éxito, “Curro Jiménez” (1977) y uno de “La huella del crimen” en 1991.

Fue coguionista en dos importantes películas, una junto a Gonzalo Suárez, “Al diablo con amor” (1973) y otra junto al aragonés José Luis Borau, “Hay que matar a B.” (1974).

Antonio Drove fue actor ocasional, en su filmografía destacan dos trabajos: “El hombre de moda” en 1980, a las ordenes de Fernando Méndez Leite y “La guerra de los locos” en 1987, dirigido por su amigo Manolo Matji.

Drove fue un gran enamorado del cine, pero vivió una serie de situaciones que le impidieron llegar a ser un gran cineasta, tenía todo lo necesario para serlo.

                                 José López Pérez