CRÍTICA “MIAMOR PERDIDO”: UNA COMEDIA ROMÁNTICA CON SIETE VIDAS Y VARIAS SECUENCIAS INGENIOSAS

Olivia (Michelle Jenner) es una actriz y escritora que paga sus facturas ejerciendo de camarera, a la vez que navega por relaciones amorosas frugales. Mario (Dani Rovira) es un monologuista de escenarios reducidos, con una gracia a veces inoportuna y una incapacidad para durar en el terreno amoroso. Ambos cruzarán sus destinos, en una noche agitada, para así conformar la pareja protagonista de Miamor perdido (Emilio Martínez-Lázaro, 2018), una comedia romántica con sus dosis de enredo, fisicidad y dobles sentidos.

Lo que pasa es que en esta película la pareja la van a formar tres miembros, al encontrarse ambos a un lindo gatito callejero y decidir adoptarlo. Un gato que aunque se llama Schrödinger, responde únicamente a “miamor”, siempre y cuando se le hable en valenciano. Utilizar como recurso al gato resulta ingenioso, ya que el animal propiciará algunas secuencias paródicas divertidas, especialmente por su capacidad para actuar como metáfora de ese amor de Olivia y Mario que parece tener siete vidas (eso sí cortas), sumadas a un final arrollador. Los guionistas son fieles a la esencia de la tradicional comedia romántica, pero sin renunciar a variar algunos aspectos del típico esquema: pareja que se conoce, se separan por algún obstáculo, hasta que finalmente el chico recupera a la chica. Aquí el que propiciará el encuentro será el gato, aunque ello genere una guerra fría entre ambos, que rebosa más amor que odio. En la sucesión de jugarretas que Olivia y Mario se van regalando hay mucho de slapstick, es decir, de una comicidad creada a partir de gags físicos.

Aunque a la par que el slaptick, está la típica comedia de enredos, en este caso, provocada por el habitual miedo al compromiso que tienen los personajes. Un miedo que les impide vivir su relación en el presente y les condena a divagaciones infructuosas sobre un futuro hipotético que les crea más desasosiego. Curiosamente su tormentosa relación de pareja será la que les aporte el éxito profesional a ambos. A Olivia le servirá para escribir una obra de teatro sobre ellos y a Mario le empezarán a ir las cosas mucho mejor, tras su ruptura, como si los meses juntos le hubieran servido para recuperar el duende creativo. Todo esto, eso sí, desde un humor que empieza como un tiro en la primera parte de la cinta, se desinfla al llegar a la mitad y vuelve a retomar el vuelo con la representación final de la obra de teatro.

Como en toda comedia romántica, la pareja de actores protagonistas son fundamentales para el buen término del conjunto. En este caso hay que destacar el trabajo de Michelle Jenner que da brillo a cada secuencia y compone a una Olivia muy divertida y gamberra. En el caso de Dani Rovira me cuesta distinguir a este personaje de otros precedentes. Más aún cuando los límites entre realidad y ficción parecen muy difusos en la cinta, al interpretar Rovira a un humorista como él que finalmente salta al estrellato.

En términos generales creo que es una comedia ingeniosa, con un inicio muy logrado, algunos gags divertidos y un estilo clásico que no cae en lo chabacano. Si se quiere desconectar y pasarlo bien sin demasiadas pretensiones, esta es la película.

Laura Acosta

Nota El blog del cine español: 6,5