2009-2016: 5 AÑOS DE GRAN CINE POLICIAL ESPAÑOL

El thriller policíaco es un género que se ha trabajado, en ocasiones, de forma brillante (casi majestuosa) en el cine patrio. Buenas muestras de ello son El Crack (1981), con un inmenso Alfredo Landa; La huella de Crimen: Jarabo (1985), de Bardem; o El Lobo (2004), un verdadero éxito de taquilla. Por supuesto, nos dejamos muchas otras. 
 
Sin embargo, hoy queremos destacar un período creativo de media década (entre 2009 y 2016), bastante reciente, que tuvo como resultado diversas producciones de gran valor en esta temática. Tramas e interpretaciones de primer nivel y un auténtico festín para los espectadores ávidos de acción y suspense. Spoiler: algunas fueron nominadas o, incluso, consiguieron la ansiada estatuilla de la Academia norteamericana.    
 
Para ponernos en antecedentes, durante los años anteriores la industria estaba intentando adaptarse a las nuevas tendencias digitales. Los servicios novedosos habían llegado gracias al entorno de internet: desde los primeros juegos de tragaperras online en la red hasta la revolucionaria banca electrónica. Poco faltaba para que las plataformas de streaming hicieran su aparición en nuestro país.

La temática policíaca en el cine había avanzado, en los años anteriores, de una forma poco “lineal”. Los proyectos con cierta relevancia variaban enormemente en la forma de tratar el género. Tal vez, las más exitosas, hacían un ejercicio de investigación sobre eventos del pasado. Salvador (2006), sobre el juicio a Puig Antich, y El 7º Día (2007), acerca de los terribles crímenes de Puerto Hurraco. Antes, La Caja 507 (2002) nos había permitido disfrutar de un José Coronado en el inédito papel de villano. Era un anticipo. 
 
Llegamos a 2009 y empezamos con una de las películas que caló hondo en la audiencia. Nos referimos a Celda 211. La inolvidable interpretación de Luís Tosar como Malamadre hicieron que el film se convirtiera en una referencia patria para el género (pese a que los protagonistas son un delincuente y un funcionario de prisiones). Ahora, los “malos” ya no sólo eran la antítesis del héroe.

El mismo año se estrenó una coproducción argentina y española que muchos conocerán: El secreto de sus Ojos. Mezcla humor, acción, intriga, romance, drama … Tiene uno de los finales más sorprendentes de la historia del cine. Y, además, se llevó un merecidísimo premio Óscar. Esta vez, la investigación que centra la película tampoco estaba en manos de policías, si no de un equipo judicial.

Y llegamos a 2011. Ya os habíamos hablado de los primeros pasos de Coronado en la piel de un malo malísimo. Algo que, francamente, le había sentado muy bien a Caja 507. El eterno galán se dejó llevar por su nueva faceta en No habrá paz para los malvados. Santos Trinidad se recuerda como, probablemente, el gran papel de su carrera (hasta ahora). Y consigue eclipsar, en algunos momentos, a una trama que vale mucho la pena. 
 
Pero, si en alguna película se consigue la completa armonía entre interpretaciones, argumento, ambientación, guiones y demás elementos es en La isla mínima (2014). Quizás, una de las mejores producciones del cine español de los últimos tiempos. El nivel de detalle, para trasladar al espectador a una etapa de la historia, alcanza el estatus de obra maestra en esta “buddy movie”. Obtuvo una nominación al Óscar que debió haber ganado.    
 
Aunque, para compañeros peculiares, los de Que Dios nos perdone. Antonio de la Torre estaba en estado de gracia y ese mismo 2016 ya había estrenado, también, la magnífica Tarde para la ira. En el caso de la primera, Rodrigo Sorogoyen dirige un auténtico film de búsqueda de asesino en serie, a la altura de cualquier “Blockbuster” norteamericano, aunque en el marco de un evento como la visita del Papa a Valencia. 
  
El 2016, de hecho, trajo intrigas muy interesantes. Entre ellas, una gran sorpresa gracias al desarrollo de una trama bien construida. Nos referimos a Contratiempo. Mario Casas comparte reparto con Coronado y parece tomar nota en lo de que cambiar de registro puede ser una buena idea para impulsar la carrera. Mención especial merece el trabajo de Ana Wagener.  
 
Por supuesto, hay muchas más muestras de la creatividad y el buen hacer en esta temática durante esos años. Y nada más lejos de nuestra intención que menospreciar la calidad de las películas de otros periodos. Pero valía la pena rendir un homenaje a un momento de especial efervescencia del thriller policíaco y de investigación en España.

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