CORTOMETRAJE “FRIENDS FOREVER”, DE MARÇAL FORÉS

“La amistad continúa después de la muerte”, esa es la base de esta pequeña historia que muestra la vida de George, un adolescente que ha perdido a su mejor amigo recientemente y que pasa los días sumergido en los pasillos de su instituto, donde se comienza a consumir una nueva droga alucinógena que nace en una flor de los alrededores. George se adentra en sus pensamientos pretendiendo soportar el tedio, la desorientación y el cansancio de esos difíciles y determinantes años e intentando asumir el hecho de que no le abandone el fantasma de su amigo.

Marçal Forés, ex-alumno de ESCAC (uno de los verdaderos motores de nuevos talentos del país), crea este cortometraje, co-escrito por Melanie Martinez, al que no le faltan aristas ni detalles, pero por encima de todo este film posee algo de lo que carecen la mayoría de todos los proyectos fallidos: atmósfera.

Friends Forever” se toma su tiempo para evocar en el espectador los sentimientos de sus personajes, lo cual debería ser el primer mandamiento de todo cineasta, más allá de guiarse por todas aquellas reglas técnicas y narrativas de las que parece que no hay que salirse. No se conforma con contar una historia sino que también deja intuir otras posibles historias con personajes casi anecdóticos a los que el personaje principal ignora. El guión acierta introduciendo diversos elementos misteriosos que enrarecen el surrealista ambiente, como por ejemplo el consumo de la nueva droga, sugiriendo que siempre hay mucho más bajo la superficie y que de algún modo, queramos o no, condiciona continuamente a nuestras vidas.

En esta ocasión el equipo en su mayoría es extranjero, incluyendo un acertado reparto. Anteriormente el cineasta, que pronto estrenará “Animals” (su primer largometraje), había rodado “Yeah! Yeah! Yeah!”, un proyecto final que logró llamar la atención de algunos por su estilizada y alternativa propuesta. Esa fijación por la adolescencia parece ser la rama principal de todas sus historias y el marco en el que se siente a gusto para desarrollar todas sus tramas, no obstante esa “definición” no se limita a las historias sino que abarca todo aquello que compone la adolescencia: las tendencias, la música, el amor platónico, el estilismo, la moda, lo retro. Cuando suena “Stereo” de Pavement, quizá sea el momento más memorable del cortometraje, puesto que crea una escena musical que no es otra cosa que el desgarrado grito que la juventud oprime generación tras generación. La resolución, y por otro lado la vía de escape de los personajes, no deja de ser romántica y algo pesimista en relación con la realidad, no obstante, por encima de todo habla de la amistad y de la necesidad de continuar la verdadera conexión con otra persona, sea del modo que sea.

Carlos Ena