ENTREVISTA A JUAN CAVESTANY, DIRECTOR DE “GENTE EN SITIOS”

fotokEn su concepción parecía destinada a convertirse en una pieza inaccesible más allá de los circuitos minoritarios. Esta semana, “Gente en sitios” salta al DVD en solitario y en pack especial, y  plataformas como Filmin, iTunes, ONO o Canal+ Xtra. Además, la película será distribuida por El Pais, como ya se hizo con Blancanieves o Carmina o revienta.

Esto consolida el impactante periplo de una película inclasificable, radicalmente prosaica y a la vez fascinante, capaz de perturbar al mismísimo público de Toronto. Sin duda, una de las piezas más relevantes del 2013.

Hemos tenido el placer de charlar con Juan Cavestany, aún recuperándose de la fiesta por la presentación del DVD.

-Juan, enhorabuena por el éxito de “Gente en sitios”. ¿Cómo vives esa relación con la crítica, que hubo un momento en tu carrera que te denostó con Borjamari y Pocholo y hoy te convierte en un director de culto?

Cuando la crítica me destrozó, la creí y me hundí. Ahora, cuando me ensalza y dicen que he hecho la mejor peli del año, no me lo creo.
Honestamente, soy tan autocrítico que cuando llega una crítica mala siento que ya sé de lo que habla. Las críticas buenas me parecen fruto de una maravillosa casualidad. Esta película es una gran casualidad.
Hay quien controla su destino y proyectos profesionales o vitales. Hay veces en que yo he podido hacerlo, pero en otros casos, como éste, el azar juega un papel muy importante. El haberme cruzado con gente que me ha aportado cosas y que hemos conectado -la situación actual invita a conectar- es la clave de la película. Respira algo muy vivo y honesto.

-Y saber si la propuesta iba a funcionar también debió ser una incertidumbre para ti. ¿Qué crees que ha hecho que funcione?

Era un experimento de un tipo de narración muy peculiar y manipulada, pero a la vez muy transparente.
La peli está llena de contradicciones y opuestos. Yo creo que es una peli rara, con un punto autoral fuerte; pero a la vez hay una voluntad popular fuerte, de conectar y ser clara. Aunque es un conjunto de cosas raras, en realidad, si analizadas una a una, son cosas evidentes y cotidianas. Es una de las claves por lo que la peli vibra: estás al borde de no entender nada, pero a la vez es todo muy cercano.

-Habiendo una fragmentación, ¿cuál sería -si lo hay- el hilo conductor de Gente en sitios?

Yo partí con el reto de no tener hilo conductor. No quería obligarme a buscarlo ni obligar a la película a seguir una línea, porque sabía que eso me limitaría. Sería como auto encargarme un guión.
Si ese hilo surgía, tenía que ser de la propia película al ir tomando forma. Creo que eso fue pasando poco a poco.

En el montaje hubo dos fases. En primer lugar, el montaje de las escenas en sí; y después, algo clave era el orden de esas escenas.

– ¿Qué buscabas en ese orden? ¿Hubo alguna lógica específica en el trabajo de montaje y al ordenar episodios?

Buscaba la esencia del montaje cinematográfico, que es generar una sensación de tiempo, de transcurso de las cosas, combinando lo lento con lo rápido.
Luego buscaba un tránsito temático por la película, como en bloques. Que hubiera una parte cómica, otras de oscuridad…

Hay temas comunes en las escenas de la película, y a medida que la voy viendo me van surgiendo más. Creo que hay uno importante, que es la necesidad de aprender vivir y de manejarse por la vida. Esto se percibe en la escena del que enseña cosas muy elementales a los demás. Esa idea está en muchas otras escenas.

-¿Hay alguno de esos episodios que sea tu favorito?

No. Incluso los que al rodar pensé que no habían quedado bien, los monté, porque en su imperfección creo que aportaban mucho.
Suelo referirme a uno, que es el de Eduard Fernández -aunque no porque sea mi favorito-. Reúne todo lo que yo buscaba en la peli, en primer lugar una relación muy directa con la realidad de nuestras relaciones, con un concepto dramático muy elemental y que la hiciera adictiva. La cosa de la repetición tiene algo como hipnótico; cada vez que el hombre abre la puerta te metes dentro de su conflicto.

-Entonces, ¿no se quedó ninguna escena en el montaje que puedas aprovechar para un nuevo acercamiento al humor excéntrico en un futuro?

Sólo algún retal. Hay una escena de una mujer encerrada en un cuarto de la oficina y se quedó sin grabar la resolución, pero al final se me ocurrió otra solución y la metí. Vuelvo a repetir que se aprovechó casi todo.

-¿De dónde surge tu inspiración para las actitudes cotidianas de los personajes?

Surge de mis propios conflictos en mis relaciones. Esto no quiere decir que yo sea un tío conflictivo. Estoy muy atento siempre a nuestros mecanismos de conducta; de lo que nos decimos, nuestras reacciones… Es una inspiración de lo real.
Otra inspiración para mí es la literatura corta de Kafka -que está presente en la película- y muchos otros. Es la literatura del ser humano y muy de frente.

-¿Crees que el introducir surrealismo en el cine te convierte casi automáticamente en un outsider de cara a la industria?

En España hay una gran tradición en el humor surrealista. Creo que lo absurdo lo entendemos muy bien. ‘Martes y Trece’ eran una absoluta genialidad, muy vanguardista y pese a ello un éxito masivo. ‘Faemino y Cansado’ también tuvieron bastante popularidad. Todos ellos hacían humor absurdo.
Yo he planteado situaciones muy normales, sin ir de nada. Todo lo surrealista es por sorpresa y te obliga a una reflexión. No es un bombardeo, aunque también tiene bombardeo…no sé, ¡tiene tantas contradicciones!
Me ha gustado combinar lo surreal con la idea del relato corto.
Pero no estoy muy de acuerdo cuando me dicen que “Gente en sitios” es surrealista. Cuando en una escena están cuatro amigos y uno se va y se pone a oler el zapato del anfitrión no creo que sea surrealismo, sino algo real y crudo. Trata de las relaciones entre gente y por tanto no es surrealista.

-¿Cuál crees que es el estímulo que hace que semejante plantel de actores acceda a currar contigo?

En primer lugar, les propuse algo muy corto, asumible en sus agendas y controlable. No era el lío de un rodaje. Cogía un día para cada uno, o incluso menos.
En las escenas pensé en darles algo divertido y nada incómodo. Cosas que quizá no harán en otras pelis.
El tercer factor fue que exponencialmente, a medida que se involucraban nombres de actores era más fácil convencer a otros.

-Muchos creen que Gente en sitios merecía haber recibido alguna mención en las nominaciones a los Goyas, por considerarla un estandarte del cine en los márgenes. ¿Crees que precisamente el estar tan al margen de la industria puede haber influido?

Puede ser. Es difícil analizar las candidaturas de unos premios, porque son cosas volátiles. Nadie se reúne a debatir sino que se emite el voto desde casa.
La peli se estrenó a finales de año. Muchos no debieron verla, o simplemente no gustó.

-¿Crees que en el público español existe un rechazo real hacia nuestro cine?

Como en cualquier ámbito, a la gente que grita, patalea y vomita se la oye mucho. Hay que escuchar a la gente que tiene un ánimo de entendimiento, rigor y respeto. Hay un público maravilloso del cine español. En este momento extraño y difícil es increíble lo que está pasando en nuestro cine y hay un público ávido del gran cine que se está haciendo. Cuando vas a los Princesa o los Renoir ves a un buen público. Luego están los trolls.
Yo tengo confianza tanto en el cine español como en el público.

-Del movimiento que mencionas del nuevo cine que se está haciendo, ¿hay alguna peli reciente que destaques?

¿Sabes que pasa? Cuando estás en esta vorágine de tu propia película dejas de ver muchas cosas. Vas a festivales y no puedes ver cine…es horrible. No he visto pelis que tengo ganas como El Futuro, La Plaga, ni siquiera La Herida.
Por casualidad vi el otro día Costa da morte, que me fascinó absolutamente desde su primer plano, y fíjate que es una peli dura que puede ser agria de cojones, pero me cautivó por completo.
Con este cine pasa algo interesante, y es que desaparece “la dictadura del fin de semana de estreno”. Por ejemplo, ni sé si se ha estrenado El Futuro, pero sé que tendré alguna oportunidad de verla.
Otras pelis paradigmáticas de este movimiento es Los Ilusos o Mapa, que podrían haberse estrenado y morir, pero con este panorama tan extraño se han estado viendo durante un año. Esto no pasaba con el cine español.

-Por lógica, también a “Gente en sitios” aún le queda bastante recorrido de ese tipo de eventos, y de festivales, etc. ¿Qué nos puedes adelantar?

Es el no parar. Creí que con el lanzamiento en DVD esto se paraba, pero se puede decir que acaba de empezar. La semana que viene voy a presentarla a La Coruña y en febrero a San Sebastián.
Hoy han llegado tres solicitudes de festivales. Hay previsto ir a Francia, Dinamarca, Buenos Aires, entre otros lugares.
Además, a finales de mes, El País va a distribuir la peli, como se hizo con Blancanieves o Carmina o revienta con mucho éxito. Tengo mucha expectación sobre esto.

– ¿Por qué las subvenciones escuecen tanto, cuando hay cintas como la tuya que no han recibido ayudas y llevan la marca España por todo el mundo?

Es difícil discutir contra la obcecación. Cuando la gente vomita rabiosa contra las subvenciones es imposible debatir. Claro que a mí nadie me ha acusado de ser un subvencionado con esta película, y sin embargo, hemos estado en Toronto (es cierto que cuando te seleccionan para un festival “clase A” como Toronto, el ICAA te da una ayuda simbólica en concepto de desplazamiento, hoteles, etc).
Luego he leído alguna cosa de que mi película está hecha “en plan amigos”. Hombre, si te parece haz una peli sin subvenciones, sin amigos y además una mano atada a la espalda para sufrir más…

– Se acaba de producir el lanzamiento en DVD y plataformas de Internet. ¿Cómo animarías al público a alquilar “Gente en sitios”? ¿Qué se puede esperar de la película?

Prefiero que no esperen nada y de ese modo se sorprendan. Cuando yo veo una peli prefiero borrar todas las expectativas y el ruido de alrededor, que en este caso ha sido mucho. Lo mejor es relajarse y disfrutar.
Esta ha sido una propuesta extrema, pero si uno se relaja encontrará las sorpresas. Es una película para disfrutar, sin un acercamiento complicado.

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