Una de las mejores novelas del checo Milan Kundera es “La vida está en otra parte”, título excelente, texto extraordinario y casi referencial y publicado en España por Seix Barral.
Lo primero que me ha sugerido el visionado de “Di Di Hollywood” ha sido el relato de Kundera, en “Di Di Hollywood” todo se ve artificial, sin vida, las mujeres se vuelven locas por pillar cacho, al menor gesto del macho las mujeres de Bigas se vuelven locas y se convierten en objetos, y tienen bonitos cuerpos y escaso cerebro.
El rol femenino queda por los suelos, mientras los machotes hacen lo que les da la gana, les ponen los cuernos, se lían con hombres delante de ellas, y ellas se quedan colgadas in eternum al más mínimo contacto, sin necesidad de que los zagales tengan que hablar o hacer nada, vamos como la vida misma.
Distribuida en España por Warner se estrenará el próximo 15 de octubre, con una gran campaña de medios y muchas copias.
El trasiego de Diana Díaz (Elsa Pataky) por U.S.A, la convierte en una puta que no cobra por eso, sino por la promesa de que hará cine en Estados Unidos. El hipotético erotismo es light, casi infantil
Para erotómanos un dato importante la Pataky sale desnuda en varias escenas, en pocas se muestra su anatomía de forma diáfana.
Los personajes entran y salen sin más, son inexpresivos. La presencia del veterano Peter Coyote y varios de los efebos es triste, patética.
Es curioso el caso de Juan José Bigas Luna (Barcelona, 10 de marzo de 1946) y que actualmente tiene 64 años, décadas atrás arrancó haciendo películas interesantes como “Tatuaje” (1976), la primera aventura en cine de Pepe Carvalho, el personaje de Vázquez Montalbán, y protagonizado por Carlos Ballesteros, y siguiendo con títulos con auténtico morbo como “Bilbao” (1978) o “Caniche” (1979). Mucho después creó la excelente “Jamón, jamón” (1992), donde pudimos descubrir a Penélope Cruz, Jordi Mollá o Javier Bardem, y donde todos los secundarios estaban muy bien, desde la italiana Stefania Sandrelli a Juan Diego. Después de eso, la nada, o ir directamente a hacer caja, con films como “Bámbola” (1996), “Volaverunt” (1999) o “Son de mar” (2001).
Ahora Bigas más que un director de cine es un gran experto en marketing.
El sexo en “Di Di Hollywood” es pura coreografía, puro corten, corten (y la cámara ya no nos muestra detalles anatómicos), cuando se vislumbra algo de carne, te dejan castigado y sin postre, en el instante que parece que te van a mostrar escenas de sexo explícito. La maquinaria funciona a la perfección. Bigas ha sustituido el riesgo y la imaginación por otra cosa, algo que está en otra parte.
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José López Pérez
