CRÍTICA “VIENTOS DE LA HABANA”: JORGE PERUGORRÍA SE METE EN LA PIEL DE UN PERSONAJE COMPLETO CON UNA FACILIDAD PASMOSA

Según las notas del director Félix Viscarret, “Padura es toda una institución en Cuba. Sus novelas se agotan rápidamente y el nombre de Conde está en boca de todos como si fuera alguien de la vida real. Llevar por primera vez al cine a este mítico personaje de Padura era por tanto todo un honor, y por supuesto también un gran reto. A ese reto había que añadir que íbamos a ser la primera producción internacional en rodar dentro de Cuba un thriller donde se retratan personajes del cuerpo de policía cubano. Como director de cine, el mundo de Padura presenta un universo irresistible: Historias policíacas en medio de la belleza decadente y sensual de La Habana. Crímenes investigados por un desencantado y resacoso detective de policía. La burocracia y falta de transparencia de un muy particular régimen caribeño. Pasiones que se desatan en medio de un clima caluroso y húmedo. Una ciudad que sobrevive milagrosamente a un largo declive… Como digo, para un director no puede haber atmósfera más apasionante…Orquestada en torno a nuestro atípico héroe, la película debía presentar un armonioso equilibrio entre una imagen propia del cine negro y un reflejo veraz de la realidad cubana. A partir de ahí, podemos decir que la película crea un particular género policial-caribeño, o como me gusta llamarlo a mí, Habana Noir.” Y una vez visionada Vientos de La Habana, desde luego no le falta razón.

Mientras los cálidos vientos azotan las noches de La Habana, el inspector de policía Conde (Jorge Perugorría)conoce a Karina (Juana Acosta), una enigmática mujer por la cual se siente profundamente atraído. Al mismo tiempo le asignan a un policía tan poco ortodoxo como él la investigación del asesinato de Lissette Núñez, profesora del mismo instituto preuniversitario donde el propio Conde estudió.Conforme comienza una intensa relación con Karina, Conde va construyendo un retrato de la vida oculta de Lissette que le permita dar con el asesino y descubrir que el escenario de sus antiguos recuerdos de estudiante ha cambiado demasiado, como ha cambiado la indescifrable y contradictoria ciudad de La Habana.

Un asesinato, una historia de amor, una supuesta femme fattale, una novela, tabaco, alcohol, jazz… los ingredientes perfectos para crear una película de cine negro, y Vientos de La Habana cumple cada uno de sus requisitos. Por supuesto, que es el espectador el que debe decidir si aceptar adentrarse en el relato, pero no quita mérito el hecho de crear un “noir” por parte de sus creadores en una parte del mundo tan propia como La Habana, y que no muchas veces se ha conseguido. Afortunadamente, aquí transmiten la atmósfera adecuada para crear un relato pausado, sin muchos aspavientos, dejando que todo el peso del relato recaiga sobre los hombros de su protagonista, un hombre perdido entre la muchedumbre de la ciudad, y lo cierto, es que, como tal, resulta convincente. Todos los ingredientes se mezclan de la manera adecuada de forma que se apropia de su propio ritmo interno, adaptándose a las condiciones del género. Unos lo podrán aceptar y otros no, pero de lo que no cabe duda, es que se ha conseguido el objetivo que querían sus creadores.

Apoyado en un excelente trabajo de fotografía, que retrata La Habana como pocas veces se ha retratado (muy gris en esta ocasión, y muy acorde con el tono de la historia), para que así sea un personaje más (maravillosos planos cenitales de la ciudad), y de una banda sonora estupenda (que toma el jazz como punto de partida, lo cual le da al relato la tonalidad requerida), quien toma el control de todo el proyecto (además de una dirección bastante controlada) es de un Jorge Perugorría que se mete en la piel de un personaje complejo con una facilidad pasmosa. El actor hace fácil lo difícil, y consigue un personaje que podría interpretar con los ojos cerrados, pero del que es complicado salir airoso, llevando todo el peso del film sobre sus hombros con una presencia y bien estar esplendidos. Quizá algunos aspectos de sus personajes tiran hacia el arquetipo pero el intérprete lo resuelve estupendamente ya que, como digo, no hay mejor que Jorge Perugorría para defender un papel como el aquí expuesto, por lo que su decisión de casting ha sido muy acertada. Por lo demás, destacar a una enigmática y bella Juana Acosta.

También es cierto que su ritmo, algo perezoso, impide que nos involucremos del todo con su historia, y que, pensándolo bien, ciertas tramas son bastante gratuitas (su historia de amor, la novela inacabada…). Su tono, demasiado calmado, puede jugar una mala pasada, para espectadores ansiosos de un thriller entretenido, pero el film no quiere jugar en esa liga y, como tal, me parece una decisión correcta. El film te mete en su pretendida calma para dar con el tono específico del cine negro, y lo cierto es que se consigue, pese a que tenga que sacrificar un ritmo más dinámico. Por lo tanto, Vientos de La Habana es un thriller que pretende ser un homenaje al cine negro, pero esta vez narrado en las calles de La Habana, que, sin ser una maravilla, sí que resulta una propuesta interesante y distinta a los thrillers que suelen llegarnos hoy en día. No siempre se consiguen buenos resultados de este género, y en esta ocasión, han conseguido acercarse con bastante efectividad.

Nota El Blog de Cine Español: 6

Manu Monteagudo

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