
La película “Lóngquán, el manantial del dragón”, ópera prima de Adrià Guxens, se estrenará el año que viene con producción de La Charito Films, Pausa Dramàtica Films y el apoyo del ICAA con sus ayudas selectivas y el apoyo de TVE.
“Lóngquán” es una película sobre mi amigo Junyi. Ambos crecimos en Tarragona —él como persona racializada y yo como persona LGBTI+—, y creo que el hecho de sentir que no encajábamos en la ‘normalidad’ de nuestra época, cada uno a su manera, nos acercó”, comparte Guxens, quien confiesa que siente que esta historia ha estado gestándose lentamente, incluso antes de ser conscientes de ello. “Surgió de manera completamente natural, fruto de tantos años de amistad. Sentíamos que queríamos transmitir esa sensación de no pertenecer del todo a ningún lugar. Y es que Junyi, al igual que muchas otras personas de la diáspora asiática, es visto como extranjero en España, mientras que en China es tratado como un occidental más”, explica Guxens, a lo que Sun añade: “Si desde pequeño hubiese tenido la oportunidad de entender que mi situación era ‘normal’ y que no tenía ningún motivo para huir de mis raíces por miedo a que los demás se burlaran de mí, ese instinto de supervivencia y la necesidad de formar parte de un grupo por el mero hecho de que el color de mi piel fuera distinto al resto, no existiría.
¿De qué irá?
Junyi Sun, un bailarín español de origen chino que, tras tres décadas de distancia emocional con sus raíces, decide regresar a China para reencontrarse con su abuela de noventa cuatro años. Será entonces cuando resurgirán viejas heridas y se verá obligado a confrontar y replantearse su cada vez más fragmentada y confusa identidad, enfrentándose al legado cultural que ha intentado dejar atrás.




















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