PROS Y CONTRAS PREMIOS GOYA 2020: MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

Arrancamos con actriz de reparto nuestro análisis de cada año de las principales categorías de los Premios Goya.

Julieta Serrano parte como favorita, pero el sorprendente premio de la pasada edición a Carolina Yuste hace que no descartemos el sorpasso.

Mejor actriz de reparto. Pros y contras.

MONA MARTÍNEZ por Adiós. 1ª nominación

A favor: Ser la más desconocida del cuartero no impidió a Carolina Yuste dar la campanada en esta categoría el año pasado. De hecho, los aires nuevos gustan en esta categoría: para cuatro de las últimas cinco ganadoras era su primera nominación. En el caso de Mona Martínez, pese a su veteranía, la mayoría del público no reparó en ella hasta su deslumbrante trabajo en “Ana de día” como carismática regente de pensión. Un año después, con su intervención en “Adiós”, ha conquistado a la crítica con la encarnación de esa madre coraje de ecos lorquianos que despide verdad. La forma en la que llena la pantalla cada vez que aparece reclamando el honor de su familia y manteniendo su dignidad ante el destierro sufrido, impresiona. Aún retumba en nuestra memoria ese “Yo soy María Santos” con el que se encara ante la banda rival, en un enfrentamiento final antológico.

En contra: En las últimas 10 ediciones de los Goya, se produjeron otros tres dobletes en esta categoría. “La llamada”, “Felices 140” y “Gordos” consiguieron doble nominación para sus secundarias. Las tres cintas tenían algo en común con “Adiós”, y es que ninguna optaba al máximo premio de Mejor Película. Para desgracia del filme de Paco Cabezas, todas fueron víctimas de la división de voto y se fueron de vacío.

NATALIA DE MOLINA por Adiós. 4ª nominación / 2 Goyas

A favor: Es la actriz más exitosa de su generación: desde que entró en nuestras vidas hace tan solo 6 años no ha parado de crecer, los directores se la rifan y las nominaciones la abruman. Dentro del submundo que es mostrado en “Adiós”, donde delincuentes y traficantes campan a sus anchas, su Triana es el reverso más puro y un punto de inocencia entre la agresividad y falta de escrúpulos dominante. De Molina irradia su luz característica en el amor inquebrantable hacia su marido o la celebración de la comunión de su hija, pero también es capaz de exteriorizar su resquemor acumulado en la escena de la conversación con su suegra, donde le echa en cara lo diferente que podría haber sido su vida. Las equivocadas interpretaciones de Natalia en “Elisa y Marcela” y “No dormirás” no hacen sino resaltar que como mejor destaca la actriz es no impostando acentos y manteniendo su deje andaluz natural. Y también, para qué negarlo, con ese punto choni que tan bien se le da.

En contra: Su personaje se ve afectado por la falta de desarrollo del guion, que la excluye de los enfrentamientos entre clanes, para centrarse en una confusa trama policial. Un tercer Goya con la juventud de Natalia sería a todas luces excesivo, teniendo en cuenta que ni siquiera ha cumplido los 30 años.

NATHALIE POZA por Mientras dure la guerra. 5ª nominación / 1 Goya

A favor: Entre el espléndido reparto de “Mientras dure la guerra”, le bastan dos secuencias para destacar. En su escena cumbre, cuando tragándose su orgullo acude humillada a pedir dinero, demuestra su amplísima galería de registros, pasando de la sumisión a la ira, de la debilidad a la fortaleza de los argumentos, a través de una mirada que se clava y la potencia de un discurso que hace agachar la cabeza a Unamuno y aplaudir a los espectadores. El personaje de Poza condensa la dignidad de aquellos represaliados en los tiempos más tenebrosos de nuestra Historia y su victoría supondría un bonito homenaje.

En contra: No ha estado presente en las nominaciones de Feroz ni CEC, lo que anticipa que su trabajo ha tenido menos eco que el de sus compañeras de candidatura. De igual forma, su triunfo en la gala supondría un agravio comparativo con las no menos estupendas Mireia Rey o Patricia López Arnaiz. Su victoria por “No sé decir adiós” está demasiado reciente en el tiempo y Nathalie tendrá el año que viene otra oportunidad de ser reconocida en el regreso de Gracia Querejeta al cine más íntimo con “Invisibles”.

JULIETA SERRANO, por Dolor y gloria. 3ª nominación / 0 Goyas

A favor: 20 años después de su última nominación con la maravillosa “Cuando vuelvas a mi lado”, Julieta vuelve a los Goya. En este tiempo ha estado prácticamente ausente de la gran pantalla, pero incluso en sus breves apariciones en películas tan fallidas como “El aviso” o “La mirada violeta” era capaz de brillar. En “Dolor y gloria” no aparece hasta la hora y media de metraje, pero su intervención es de los momentos más especiales de la película. Ya sea derrochando naturalidad al explicar cómo desea ser amortajada, sabiendo combinar ternura y locura en la narración de un sueño de fantasmas, o mostrando su lado más estricto en los reproches a su hijo, Julieta encarna a la perfección un rol que tanto ha marcado a Almodóvar como es el de su propia madre. Un carácter femenino siempre presente en su filmografía como mujer nostálgica del pueblo, supersticiosa, con cierto genio y mucho amor. Además de reconocer su talento, los Académicos tienen una estupenda oportunidad de anotarse un tanto y superar un récord que lleva vigente tres décadas. Con sus 86 años, Serrano sería la intérprete de más edad en ganar un Goya en toda la Historia de los premios, sobrepasando a la Rafaela Aparicio de “El mar y el tiempo”.

En contra: Su favoritismo es tal que corre el riesgo de que el exceso de confianza en su victoria depare una sorpresa desagradable. Ya le pasó a una leyenda como Ángela Molina cuando con todo a su favor el año de “Blancanieves”, se quedó sentada en la butaca. Por otro lado, esta categoría está comportándose en las últimas ediciones como un premio de consolación para aquellas películas que no se llevan los premios más gordos, lo que a priori no encaja con el estatus de “Dolor y gloria”. Hace 10 años que la cinta ganadora del Goya a película no vence en esta categoría, y puede que la Academia aproveche esta votación para evitar que otras películas se vayan de vacío.

JAVIER CASTAÑEDA