CRÍTICA “CUERNAVACA”: METAMORFOSIS HACIA LA PREADOLESCENCIA

Ya de por sí la pre-adolescencia suele marcar la entrada a un proceso peliagudo de transición vital. Pero en el caso de Andy, la experiencia resulta además de intensa, arrolladora. El cineasta y guionista mexicano Alejandro Andrade (‘Hacen el bien y miran a quién’) estrena en las salas españolas Cuernavaca, un drama donde personaliza el tortuoso pasaje hacia la madurez en un niño que pierde a su madre de forma traumática. El chaval no solo ve destruido de un plumazo el pilar de su pequeño mundo, sino la realidad de toda su existencia. Tras instalarse en una ciudad nueva, se enfrenta a la vida a cargo de una abuela desconocida y dominante, a la búsqueda de un padre ausente, y a las malas compañías de un joven que se mueve entre los márgenes de la ley.

Lo destacable de Cuernavaca no es, por tanto, un guion adornado de tensión e intrigas, sino el carrusel de sentimientos por los que pasa el pequeño protagonista en el arco temporal de unos pocos meses. Al compás de un ritmo pausado y cubierta de una atmósfera contemplativa, la película confía la mayor parte de su peso dramático en Andy, interpretado muy dignamente por Emilio Puente.Sobre todo porque cuenta con el inmenso soporte en la pantalla de Carmen Maura, siempre un valor seguro. La actriz española da vida a la abuela del niño, una mujer absorbente y severa, cuya compleja personalidad resuelve Maura brillantemente.Volviendo a demostrar por enésima vez por qué es un lujo contar con ella en cualquier reparto.

Además, Alejandro Andrade sabe sacarle una excelente partido al factor visual, cuidando al detalle la fotografía. Es, de hecho, la mejor baza del filme a la horade conseguir transmitir la sensación de introspección y soledad del pequeño. En un micro mundo rural de la ciudad mexicana que le da nombre a la película, es donde empieza a ver el mundo con los ojos de los adultos. A asumir el abandono y las decepciones.Aunque también es ese hábitat el refugio al que escapa sin poder evitarlo para recurrir de vez en cuando a los sueños infantiles. Andy se mueve entre el melodrama y la esperanza, igual que los personajes que orbitan a su alrededor. Por eso Cuernavaca, al margen de sus fallos, acaba resultando una película lúcida y creíble sobre la vida misma.

Nota: 6

María Robert

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