CRÍTICA “EL VUELO DE LA PALOMA”: UNA MADAME BOVARY DE LOS 80

Con motivo del treinta aniversario del estreno de El vuelo de la paloma (José Luis García Sánchez, 1988), todos los espectadores tendrán la oportunidad de volver a verla en una copia digital restaurada para la ocasión. Hay quien pueda pensar que no merece la penar gastarse el dinero en una cinta tan vetusta, pero después de su visionado, el magnífico y punzante guion de Azcona, la ágil realización de García Sánchez y las excelentes interpretaciones de Ana Belén o Juan Echanove provocan el asombro y admiración ante una cinta para la que el tiempo no parece haber pasado. Muy al contrario, muchos de los temas que toca son plenamente actuales, como el de la picaresca española, con ese marido interpretado por José Sacristán que siempre está intentado sacar tajada de todo.

Para los que no la conozcan, la cinta nos cuenta las vicisitudes de Paloma (Ana Belén), una ama de casa con un marido simple y bastante chorizo y cuatro hijas, que tras conocer a su actor favorito, gracias a un rodaje que están realizando en su plaza, empezará a ampliar un poco sus miras. Paloma siempre ha soñado en miniatura y tendrá que acercarse al galán de sus sueños e incluso escuchar sus ronquidos, para defender su derecho a la felicidad. No obstante, sus sueños no tendrán los pies muy largos y tanto el lastre familiar como el séquito de hombres que beben los vientos por ella, serán difíciles de dejar atrás.

Recurriendo a ZygmuntBauman se puede diagnosticar a Paloma como una enferma de extrañamiento. El entorno le asfixia, de hecho apenas la vemos fuera de su casa, y ni los pescados de su cuñado, ni la pegajosa presencia del facha del vecino de arriba le hacen ni pizca de gracia. Aunque seguramente es el personaje que interpreta Luis Ciges el que nos da la clave, al definir a Paloma como una Madame Bovary. Sin duda en el personaje de Flaubert se pueden encontrar muchas equivalencias. Tanto Paloma como Emma son dos mujeres insatisfechamente casadas, que desean en silencio un mundo menos prosaico y terrenal. Emma se refugiaba en los libros y Paloma se agarrará al cine como el único elemento capaz de ilusionarle y sacarle de la plaza y las cuatro paredes de su piso que forman su universo particular. Eso sí, la acidez de Azcona no nos presenta el típico juego de cine dentro del cine desde la óptica del glamour hollywoodiense. Aquí todo es más falso que otra cosa, desde el pelo en pecho de Galiardo hasta los extras negros. Sin olvidar lo poco idílico del entorno, ya que se pasan toda la película con un sinfín de huelgas.

Se nota la presencia del contexto histórico en la película, en 1988 la huelga contra el gobierno del PSOE fue más que conocida, y las intenciones de sus creadores por dotar a la cinta de un alto contenido castizo y sainetesco que llene la trama de comicidad. Como curiosidades dos de las hijas de Paloma que se llaman Atocha e Isidra y la música extradiegética que guarda alguna que otra similitud con la famosa melodía de la Verbena de la Paloma. Solo dos aspectos de los muchos que hacen de El vuelo de la Paloma una cinta divertida, por muchos treinta años que hayan pasado de su estreno, interesante, bien interpretada y valiente en sus planteamientos.

Laura Acosta

Ana Nota: 9

One thought on “CRÍTICA “EL VUELO DE LA PALOMA”: UNA MADAME BOVARY DE LOS 80”

  1. Una de las mejores interpretaciones de Ana Belén. La alianza entre García Sánchez y la actriz en esa época obtuvo buenos resultados y ese tono de la película estaba muy conseguido. Hace mucho que no la veo pero en su momento me gustó. Buena crítica, muy bien escrita. Enhorabuena.

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