CRÍTICA “PERFECTOS DESCONOCIDOS”: UNA MAGNÍFICA COMEDIA NEGRA QUE NOS OFRECE UNA SERIE REFLEXIÓN SOBRE EL PODER QUE EJERCE LA TECNOLOGÍA SOBRE NOSOTROS

Álex de la Iglesia “remakea” una exitosa película italiana muy próxima en el tiempo, “PERFETTI SCONOSCIUTI” (Paolo Genovese, 2016), arropado por un reparto de autentico lujo.

La trama es sencilla. Durante la noche de un eclipse lunar completo, una luna de sangre, un grupo de buenos amigos se reúne para cenar. Lo que comienza siendo una cena aburrida acaba dando un giro cuando uno de ellos propone compartir en voz alta todo lo que vaya llegando a sus teléfonos móviles. Mensajes de Whatsapp, correos, fotos y llamadas. Y en este grupo de amigos, todos tienen algo que ocultar…

Es bien sabido por todos que Álex de la Iglesia es un director muy intenso, creador de imágenes impactantes no por su dureza, sino por su significado. Siempre incisivo en las miserias del alma humana, el director vasco, quien puede presumir de una muy variada filmografía que abarca (casi) todos los géneros, se atreve en esta ocasión por el vodevil en una comedia muy “contenida”. Filmada prácticamente en un único espacio, PERFECTOS DESCONOCIDOS comienza con mucho humor y muchas risas, pero a medida que avanza el metraje, los mensajes de WhatsApp, los correos electrónicos e inclusa las llamadas más inocentes acabaran poniendo contra las cuerdas a este, en principio, bien avenido grupo de amigos, poniendo sus secretos más íntimos sobre la mesa.

Choca agradablemente ver a Álex de la Iglesia inmerso en un vodevil. A medida que avanza el film, uno reconoce sus tics, sus inquietudes y sus obsesiones, ya que todo nos retrotrae a otros éxitos de su filmografía, bueno o malo, (que cada cual lo juzgue lo que crea conveniente…) desde la puesta en escena, sobria, (esa luna de sangre, que nos deja a la expectativa de que algo sobrenatural puede ocurrir en cualquier momento de la velada) las respuestas mordaces como recurso defensivo desesperado, a la explosión de violencia inesperada…

Para el reparto solo caben alabanzas. Desde un Eduard Fernández demostrando una y otra vez su polivalencia, actor perfecto para la filmografía de De La Iglesia y su pareja en la ficción, Belén Rueda, a quien el cine le sienta muy bien y sus incursiones en celuloide se cuentan por éxitos en taquilla.

Belén Rueda y Eduard Fernández, ya coincidieron en “LA NOCHE QUE TU MADRE MATÓ A MI PADRE” otro divertido vodevil, donde Fernández hacía gala de una vis cómica, muy poco aprovechada en su carrera, todo hay que decirlo.

Eduardo Noriega, a quien la comedia le sienta bien; Ernesto Alterio, a quien siempre es un placer volver a ver en pantalla grande; Juana Acosta (aprovecho para recomendar “7 AÑOS”, disponible en NETFLIX); y un siempre divertido Pepón Nieto. Un reparto, como decía antes, de lujo, con la única salvedad de la televisiva Dafne Fernández, quien tiene que lidiar con un personaje con pocas aristas. Aun así, la actriz se desvive por dotarla de emociones y complejidad, pero que, sobre el papel, no da para mucho.

Lo único achacable, y poniéndome muy picajoso al respecto, es la falta de un gancho para el publico más joven. La inclusión de Beatriz Olivares como adolescente se me antoja insuficiente.

Lo que si queda patente (de nuevo) es la buena mano que ha tenido el director con el reparto, todos magníficamente dirigidos, uno de sus muchos talentos de Alex de la Iglesia. A modo de curiosidad: a excepción de Pepón Nieto, creo que es la primera vez que estos actores se ponen al servicio del director vasco.

Se agradece, y mucho, que viniendo de donde viene la película, y aunque da varias señales de que puede ocurrir, el director tiene la situación bajo control y no deja que sus impulsos destructivos aniquilen el buen hacer del reparto. Es decir, Alex de la Iglesia deja que sean sus actores quienes conduzcan la trama y no las habituales “idas de olla” o explosiones de violencia que caracterizar su filmografía.

El film transcurre a un ritmo vertiginoso, merced de un montaje dinámico y directo, que nos conduce, entre risas y carcajadas, de un “drama” a otro sin apenas un segundo de descanso. Eso sí, nos deja el espacio justo para la reflexión. ¿Qué haría uno en esa situación?

Y es en ese punto, cuando nos damos cuenta de que esto es algo más que una comedia. PERFECTOS DESCONOCIDOS es una seria reflexión sobre el poder que ejerce la tecnología sobre nosotros. Podemos guardar un secreto, pero nuestro teléfono lo sabe todo sobre nuestra vida personal. Interesante el debate que puede generar la película, algo que ya hace tiempo se viene tocando, por ejemplo, en la pequeña pantalla. La de parejas y amistades que habrá roto WhatsApp…

En resumen, Álex de la Iglesia se rodea de un enorme reparto, y sin necesidad de efectos especiales o truculencias varias, nos sirve una estupenda comedia negra, con todos los ingredientes para sembrar la platea de carcajadas y triunfar en taquilla.

LO MEJOR
El reparto en general, Eduard Fernández en particular.
El montaje, dinámico, sin descanso.
El sentido del humor, en esta ocasión, de todos los colores: blanco, verde… pero predomina el negro, como siempre en la filmografía del director vasco…

LO PEOR
La música. Víctor Reyes sirve una banda sonora que brilla por momentos, pero en los peores, es demasiado “de vodevil” …
Por momentos, da la impresión de que es teatro filmado. Muy pocos, en realidad, pero me queda esa sensación.
Que cien minutos pasen tan deprisa…

LA PREGUNTA:
¿Que habría sido de PERFECTOS DESCONOCIDOS si Alex de la Iglesia de hubiese dejado llevar por sus instintos más primitivos, como nos tiene acostumbrados?

NOTA: 8/10

Wiman González