SUBVENCIONES, POSGUERRA Y MALA CALIDAD, DESMONTAMOS LOS PRINCIPALES ARGUMENTOS DE LOS ANTI-CINE ESPAÑOL

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En medio de una atmósfera de euforia y optimismo ante los buenos datos de recaudación del cine español en los últimos ejercicios, todavía queda mucho para que podamos hablar de reconciliación entre público y cine español. Ante cualquier reseña relacionada con nuestro cine se desata la ira de los usuarios y se repiten los tópicos de siempre.

Por ello, hemos seleccionado las “muletillas” más asentadas entre los “anti cine español” y hemos intentado analizar qué hay de cierto en cada una de ellas.

“El cine español está subvencionado”

Con una partida de 34 millones de euros para el año 2016, España se sitúa a la cola de Europa en subvenciones al cine. En Italia -por compararnos con un país análogo- el presupuesto destinado a la producción de películas para 2016 ha sido elevado hasta los 140 millones de euros. Más dolorosa es la comparación con países como Alemania (340 millones) o Francia (770 millones).
Igualmente, España permanece estancada en cuanto a medidas fiscales destinadas no sólo a favorecer a nuestra cinematografía, sino atraer producciones internacionales.
Francia se sitúa como el paradigma de las ayudas al cine propio tanto en subvenciones como en organismos para impulsar y proteger su cine. Además, allí el IVA es de un 5% (España es el país europeo con mayor IVA al cine, un 21%). Eso sí, las entradas están gravadas con un impuesto especial del 11,5%, y, ¿adivinan a qué está destinado? Efectivamente: a la producción de cine local (¿cómo sería recibida una medida semejante en nuestro país?).
La afirmación de que el cine español está subvencionado es irrebatible… como cualquier otro sector industrial. La empresa Peugeot España recibe una subvención anual de 67 millones de euros, que es el doble de lo destinado a toda la industria del cine. Televisiones autonómicas financiadas con dinero público, como Canal Sur, Tele Madrid o TV3, manejan presupuestos próximos a los 100 millones de euros (la inefable Canal 9 costó a los valencianos más de 200 millones anuales de media durante su última década de vida). Por cierto, ¿sabías que medios de comunicación como prensa escrita, habitualmente críticos con el cine español, reciben ayudas públicas que superan a las del cine?
Sin embargo, el debate de la subvención se centra casi exclusivamente en la industria del cine que, como hemos expuesto, concurre en el sistema de subvenciones del mismo modo que cualquier otro sector industrial.

“La gente del cine español son unos vividores gracias a nuestros impuestos”

El paro y la precariedad en el mundo del cine es un hecho. Son pocos los privilegiados, y nuestros actores más cotizados (los que no trabajan en Hollywood) perciben unos ingresos a años luz de las estrellas de nuestro deporte o televisión.
Es absurdo pensar que un autor como Pedro Almodóvar, eternamente acusado de “subvencionado”, viva una vida de lujo gracias al dinero de los españoles, cuando sus últimos 7 largometrajes -todos ellos autoproducidos y beneficiados con ayuda pública- han recaudado en cines a nivel internacional una media por película próxima a los $50 millones. Lo que el manchego ha revertido a nuestro país en términos económicos y de imagen es algo incuantificable.
Ya hemos comentado que el imaginario de una cinematografía subvencionada está plenamente asentado en nuestro país y existe el convencimiento de que toda producción cinematográfica está íntegramente financiada de forma pública. Este hecho se aleja de una realidad ascendente: un gran porcentaje proyectos desarrollados en 2015 fueron autofinanciados y, la ayuda estatal es sólo una parte -cada vez menor- del presupuesto de algunas producciones afortunadas.
La concesión de una subvención es casi una utopía a no ser que seas un consagrado, y en tal caso, supone un trámite burocrático que eterniza los proyectos.
La idea de actores o directores forrados se desvanece cuando vemos a consagrados tardar entre 3 y 6 años en sacar adelante un proyecto. El ejemplo está en Enrique Urbizu (5 años intentando levantar un proyecto tras arrasar con ‘No habrá paz para los malvados’) o Pablo Berger (seis años sin rodar un largometraje desde ‘Blancanieves’).

“El cine español sólo habla de la Posguerra”

Un clásico tópico que todos hemos escuchado. Sin embargo, si preguntamos a cualquiera por una película española reciente que retrate la Guerra Civil o Posguerra se quedará en blanco: apenas un 2% de las producciones  retratan este periodo fundamental de nuestra historia reciente. Es realmente difícil encontrar un título destacado durante los últimos años que refute esa frase. La película reciente más destacada de esta temática fue la ganadora del premio Goya “Pa Negre”, una historia donde no hay buenos ni malos y no existe posicionamiento ideológico.
Por cierto, ¿sabéis cuál ha sido la película más subvencionada de la historia de nuestro cine?: “Sangre de mayo”, de José Luís Garci, con 15 millones de euros otorgados por la Comunidad de Madrid gobernado por el PP.

“En el cine español sólo salen tetas”

Otro tópico totalmente infundado (muy a nuestro pesar). Desde el El Blog de Cine Español elaboramos cada año un ranking erótico del cine español y, creedme, resulta harto complicado conformar un top ten entre las más de cien películas que se estrenan cada año (ver ranking erótico del 2015).

Pero lo realmente interesante sería analizar de dónde proviene ese absurdo puritanismo y rechazo hacia escenas sexuales en el cine, ¿algún psicólogo en la sala?

“No veo cine español porque es muy malo”

En torno a la pasada edición de los Premios Goya surgió un curioso titular: ninguna de las 5 nominadas está entre las películas españolas más vistas del 2015. Tres de ellas ni siquiera se encuentran entre las 20 producciones españolas más vistas de la taquilla.
Esto quiere decir que los mismos que dicen que el cine español es malo, probablemente no hayan visto ninguna de las películas más destacadas en términos de prestigio y calidad -que va más allá de los Goya e incluye otro tipo de cine autoral muy apreciado fuera de nuestras fronteras- y, sin embargo, sí es probable que hayan visto y disfrutado las cintas españolas más comerciales. Pero lo más preocupante es la cuestión que se plantea: ¿cambiaría la opinión de esas personas en caso de ver títulos como ‘La Novia’, ‘La academia de las musas’ o ‘El camí mes llarg per tornar a casa’?. Y aquí ya entramos en un territorio mucho más complejo: en España no hay cultura ni demanda cinéfila más allá de un público reducido. Mientras en países como Francia o todos los nórdicos el cine es una asignatura desde la infancia, aquí se sitúa como epicentro de las carencias culturales del país. Ni siquiera hay una percepción del cine como cultura.