LA CAVERNA DEL LOBO: “RETORNOS” Y “VIVIR PARA SIEMPRE”, DOS EJEMPLOS DE BUEN CINE ESPAÑOL

Mis aullidos llegan más allá de la Luna. Son aullidos de satisfacción, porque, al fin, dos películas españolas de entidad y carácter. Dos películas de dos jóvenes realizadores que hacen que se me ericen los pelos de mi testuz y me salive la boca. Pero vayamos por bocados, es decir por partes. El primer bocado exquisito es el de “Vivir para siempre”, segundo largometraje del realizador madrileño Gustavo Ron (Madrid, 1972), que había debutado con “Mia Sarah” (2006), con guión propio y de un Edmond Roch excelente como director pero discutible como productor, una opera prima que me dejó poco sabor de boca. Con “Vivir para siempre”, una sólida coproducción entre España y Gran Bretaña, Gustavo Ron demuestra que domina la narración cinematográfica, la dirección de actores y el tempo emocional, sin caer en fáciles melodramas. Basada en una novela de una escritora cuáquera (hay que fijarse que en la película no hay elementos religiosos), titulada “Esto no es justo” y editada en España por Umbriel, “Vivir para siempre” ofrece el trabajo estelar de tres jóvenes actores como Robbie Kay, como Sam, el protagonista de la historia, ese niño de doce años que sufre una leucemia incurable y que escribe y graba un diario con sus reflexiones sobre su enfermedad y su futura muerte; Alex Etel, como Félix, el amigo también enfermo de Sam, y Emilia Fox, como Amanda, la jovencita que dará un hálito de alegría a los últimos momentos de Sam. Una película honesta y digna, una verdadera llamada de atención a la sociedad sobre una enfermedad terrible y que, como es lógico, ha tenido el apoyo de numerosas asociaciones que luchan contra la enfermedad. Vaya que este lobo, que no es precisamente tierno, se ha dejado seducir por la mágica ternura y la sólida propuesta de “Vivir para siempre”. 

El segundo bocado exquisito (todavía me estoy relamiendo) es el de “Retornos”, primer largometraje de Luis Avilés Baquero, nacido en Bogotá (Colombia) en 1969, pero yo diría que gallego de larga genética, que se ha hecho con un thriller excelente, magníficamente interpretado por actores de esos que no necesitan salir en las portadas de las revistas del corazón como son Xavier Estévez, el protagonista de la historia, un hombre que ha huido de su Galicia natal, tras un fatal accidente, y que vuelve a la muerte de su padre para reencontrarse con los fantasmas de su huida y poder arreglar lo desarreglado; Manuela Vellés, no solo gran actriz sino encantadora joven para hincarle el diente, como la hija que el padre abandonó; Xosé Manuel Olveira, como el atormentado hermano del protagonista; María Bouzas como dolida la ex esposa de aquel y un veterano de calidad como Emilo Gutiérrez Caba un falso malo, como siempre acertado en sus caracterizaciones. Accidentes, muertes, bellísimos paisajes de una Galicia tormentosa en el clima y en sus habitantes, y una intriga muy bien llevada por un director que promete mucho si las subvenciones no lo derivan. Un thriller narrado con eficacia, con el ajustado tempo de un personaje desubicado que luchará para aclarar las hechos de una muerte imprevista y un ejemplo de que el aparentemente cine español sencillo y modesto es mucho mejor que el que llega con ayudas televisivas, subvenciones y ayudas publicitarias. Un nombre a retener, el de Luis Avilés Baquero y una actriz para disfrutar (especialmente los lobos) Manuela Vallés, que ya me hizo rechinar los dientes en “Caótica Ana” y “Camino”. Lo dicho amigos, bon appétit para dos ejemplos de un buen cine español.

                                                                                      El lobo vanidoso