CRÍTICA PELÍCULA “EMBARAZADOS”: SU SENCILLEZ Y SIMPATÍA LOGRAN QUE SU VISIONADO SEA ENTRETENIDO

Tras la estimable “Planes para mañana”, la directora Juana Macías cambia de registro y vuelve con un nuevo género, la comedia, con “Embarazados“, una película con pocas pretensiones protagonizada por dos cómicos muy populares que ya han dado rédito de su vis cómica tanto en televisión como en cine anteriormente: Paco León y Alexandra Jiménez.

Para ello se pone manos a la obra con una premisa sencilla, una pareja se encuentra en ese momento determinado donde el reloj biológico llama a la puerta de ella y la inmadurez crónica sigue instalada en la personalidad de él. El conflicto sin embargo es algo más innovador: la dificultad para quedarse “embarazados” les hará pensar en la idea de recurrir a la fecundación in vitro de un embrión. En su afán de resultar divertida, recurra al manual básico de comedia romántica al uso y sigue su patrón punto por punto. Así, aparecen secundarios arquetípicos como los amigos compañeros de trabajo aún más gañanes que el protagonista, la hermana de ella, que tiene la vida hecha pero que en su fuero interno desea cambiar de rumbo y el médico guasón que acompañará a los personajes principales en el proceso. Este último tiene los mejores momentos cómicos de la cinta, con un Karra Elejalde que sigue explotando su vena más graciosa en sus aportaciones cinematográficas y esas líneas de diálogos que levantan las más sonoras carcajadas de la película.

La progresión tragicómica de los personajes está conseguida aunque sea a base de situaciones vistas hasta el hartazgo y dependiendo demasiado de la química que nunca llega a explotar verdaderamente entre los dos actores. Sus intervenciones por separado tienen buenos momentos. Alexandra Jiménez demuestra que es capaz de seguir conquistándonos con su buen hacer y Paco León saca el máximo jugo de varias escenas, pero juntos quedan diluidos y se nota el esfuerzo por engendrar un feeling que no llega a la conjunción deseada. Entre los secundarios nos encontramos a la siempre eficaz Goizalde Núñez, o unos anquilosados Ernesto Sevilla y Alberto Amarilla, los amigos cafres que ponen el acento en los momentos más machistas e innecesarios de la cinta. Resulta evidente que la directora, explora mejor los personajes femeninos, a excepción de una lolita desaprovechada interpretada por Elisa Mouliáa.

Combina momentos de calado con chistes resultones, con un sutil reflejo de la función de las redes sociales en nuestras relaciones personales y la clásica guerra de sexos quizá algo arcaica que solo parece actualizarse en el aspecto físico de los hombres y mujeres que pululan por las calles urbanas. También hay un reflejo de las formas de ocio de la población contemporánea a nuestros días, incluida la publicidad de marcas comerciales, que resulta demasiado obvia.

Con la intención clara de que el público conecte con los personajes y con la ligera y cercana trama, la película puede ser un producto que funcione entre un target femenino y joven. Su sencillez y simpatía hacen que su visionado sea entretenido y efectivo.

Nota: 5’5.

Chema López