
Nos informan que la película “Ruega por nosotras”, de Daniel Monzón, ha terminado su rodaje tras 9 semanas de grabaciones en localizaciones de Vizcaya y Barcelona. Su coral reparto está formado por Zoe Bonafonte (El 47, El secreto del orfebre) y la debutante Manuela Calle, junto a diversas jóvenes actrices como Carla Domínguez, María Gandiaga o Shiara Fernández. Se completa con actrices de larga trayectoria como Adelfa Calvo, Malena Gutiérrez, María Cerezuela, Belén Cruz y Bea Segura, entre otros.
“Ruega por nosotras” es una historia de amistad y resistencia inspirada en la historia real y silenciada del Patronato de Protección a la Mujer, una institución reformada durante la dictadura franquista con el objetivo de “redimir a la mujer inmoral”, considerándose inmoral fumar, manifestarse, desobedecer o quedarse embarazada fuera del matrimonio, por la que pasaron cientos de miles de jóvenes. La película se documenta a través del estudio de tesis doctorales, documentos de archivo, libros de investigación, documentales y, sobre todo, decenas y decenas de testimonios de mujeres que pasaron por el terrorífico Patronato. La película toma el nombre de uno de los ensayos escritos por Consuelo García del Cid, víctima del Patronato y pionera en las investigaciones sobre él. Ambientada en el período que comprende desde 1974 a 1979, la película coloca al espectador en la piel de una de esas mujeres, para que descubra de forma paulatina, pero atroz, la angustiosa carga de opresión que reservaba el Patronato a cualquier joven que atravesara sus puertas.
Se trata de una producción de Arcadia, en coproducción con Noodles Production (Francia), que cuenta con la participación de TVE, Netflix y 3cat, y con la financiación del ICAA. Llegará a los cines el año que viene con distribución de Elástica.
¿De qué va?
Año 1974. Ana tiene 19 años, vive en Barcelona y es –a ojos de su acomodada familia- una chica rebelde. Tras una fuga nocturna, su padre decide ponerla en manos del Patronato de protección a la Mujer, institución especializada en “mujeres caídas o en riesgo de caer”. Ana es trasladada a Madrid para ser internada en un reformatorio regentado por monjas y sometida a un brutal régimen disciplinario. Allí tratará de sobrevivir buscando consuelo y apoyo en la amistad de otras chicas en su misma situación, especialmente la de Sole, una chica de pueblo con una vitalidad contagiosa que conecta al instante con ella. Esa luminosa amistad será lo que mantendrá a Ana a flote.













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