ENTREVISTA A RODRIGO SÁENZ DE HEREDIA, PROTAGONISTA DE “LA MITAD DE ÓSCAR”

J.L.P Eres la revelación de la película, en tu primer papel protagónico luces a gran nivel. Además tienes sangre de cine por todas tus venas.

Rodrigo Sáenz de Heredia (Madrid, 1974): ¡Muchas gracias! Me alegra mucho empezar una entrevista así. Bueno, mi abuelo era José Luis Sáenz de Heredia, director de cine.

J.L.P Famoso director de cine, con películas tan conocidas como “Historias de la radio”, “El grano de mostaza”, “Los derechos de la mujer”, “Historias de la televisión” o “Sólo ante el streaking”.

R.S: Sí, sí. Siempre he tenido una relación cercana con mi abuelo, en la infancia lo veia, fundamentalmente en verano, en vacaciones. Luego cuando fui más mayor no pude charlar con él. Me hubiera gustado estar más con él, porque era un tipo carismático, yo además no vivía con la familia de mi madre, vivía con la familia de mi padre, en Navarra. Hablando ya de “La mitad de Óscar”, para mí ha sido un lujo hacer esta película y ver que llega a la gente. Creo que hemos hecho un buen trabajo. Ha sido para mí una gran oportunidad, un regalo.

J.L.P ¿Habías hecho antes algo en cine?

R.S: Sí, al margen de un cortometraje, que me dio ciertas tablas en este mundo audiovisual, había hecho una tv-movie y en el norte, en mi tierra, en Navarra, con Helena Taberna hice “La buena nueva”.

J.L.P Ya recuerdo esa película, la protagonizaban Unax Ugalde y Bárbara Goenaga.

R.S: Ahí hacía de cura.

J.L.P ¿Dónde te formaste como actor?

R.S Explicar eso es complicado, porque empecé haciendo teatro en Pamplona. Lo que pasa es que por circunstancias como muchos otros a nivel familiar no me dejaban seguir mi vocación, entonces elegí una carrera que era Filología Hispánica que estaba muy cerca de lo que yo de verdad quería hacer.

J.L.P Eso se nota, porque en la peli tienes muy buena dicción.

R.S: ¡Bueno, pues reitero, muchas gracias! Después el director del centro dramático nacional cuando acabé la carrera me ofreció hacer una gira con “El cementerio de automóviles” de Fernando Arrabal. A partir de ahí, hice mucho teatro. Me he ido formando en Madrid en diferentes escuelas, buscando los profesores más idóneos y siempre combinándolo con muchas tablas, con mucho teatro. Lo que más me ha formado ha sido actuando en el de mono” en teatro.

J.L.P Una de las cosas que suelo comentar, es que cada vez es más frecuente que la gente que proviene de la televisión se dedica al cine y es mejor, te forma más, hacer teatro.

R.S: La inmediatez, la cosa mágica del teatro, te da unos recursos que el medio televisivo con ese ritmo tan rápido de grabación no te da.

J.L.P Me sorprendió mucho en “La mitad de Óscar” que tu trabajo es tan contenido que la primera pregunta que pensé en hacerte cuando vi la película era ¿eres cómo el personaje?

R.S: No, no. Categóricamente no. Está claro que todos los personajes que hace uno, tienen algo de uno, eso sin duda, tuve la gran suerte de tener a Manuel Martin Cuenca como guía, poder investigar, jugar con él, durante mucho tiempo y transitar por ese personaje, para luego poder tenerlo todo, soltarlo y ver qué pasa. Eso es lo bonito, creo que al final hemos conseguido tener esa huella del personaje cuando llegamos a rodar.

J.L.P ¿Cómo definirías la película?

R.S: Es una tragedia con tintes de misterio.

J.L.P. ¿Qué recuerdos tienes del rodaje?

R.S: Recuerdos muchos, muy interesantes y muy bonitos, pero fundamentalmente de lo anterior al rodaje. Fuimos un par de semanas antes a Almería para introducirnos, para colocarme en el sitio. Los recuerdos que tengo de todo el proceso son muy intensos, porque para mí era muy difícil mantener ese estado, por decirlo de alguna manera, en el que está mi personaje, Óscar. Tan atormentado. En un estado en que debe refugiarse en su trabajo, en su rutina diaria, para no pensar. Entonces lo más difícil era no perder esa solidez que aparentemente tiene el personaje que lleva por dentro esa huella de lo que ha pasado, de dónde viene. Tuve la suerte de estar desde el principio con Manuel y siempre le dije adelante. A Manuel le gustan los actores, trabajar con ellos y eso se nota. Puedo contarte una anécdota. Manuel me propuso ir a dos o tres clases de Guardia de Seguridad y luego al final me examiné y me saqué el título de Guardia de Seguridad. Estos son retos maravillosos. Poder llegar al rodaje y soltar todas esas cosas que ya tienes, dicho entre comillas.

J.L.P Me imagino que durante los días de rodaje hablarías muy poco.

R.S: Efectivamente, hablé poquísimo. Tiempo después volví a Almería para poder disfrutar de ese maravilloso lugar y de la gente. Durante el rodaje yo mismo me autoimponía el encerrarme solo. De hecho, tenía un amigo en Almería y lo llamaba muy poco. Sólo cuando ya no aguantaba más y nos íbamos a ver un partido de fútbol o a tomar una cerveza pero rápidamente me volvía a encerrar.

J.L.P Después del rodaje seguro que te han salido más proyectos.

R.S: Casualmente me llamaron de una productora de Almería para hacer un corto con Antonio Hortelano, José María Sacristán y Ana María Vidal, con una directora madrileña. El corto se llama “El ingenio” y es sobre la guerra civil, es una historia muy bonita de amistad, donde soy el protagonista. Fue casi un año después de rodar “La mitad de Óscar”. Luego rodé otro cortometraje de prota con un amigo, en Madrid, sobre el Jarama. Parece que últimamente (ríe) me estoy especializando en guerra civil. Hago de un miliciano de la C.N.T.

J.L.P ¿Cómo se titula ese corto?

R.S: “Combatidos”. Los dos cortos están a punto de poder verse. Son dos cortos que tenían medios y en ambos casos sus directores tienen aptitudes, creo que apuntan maneras.

J.L.P: ¿Tienes más proyectos en marcha?

R.S: En cine de momento, no. En teatro sí. Estamos intentando sacar adelante una obra de Juan Mayorga. Se titula “El chico de la última fila”. Vamos a hacerlo con una compañía que hemos creado ahora en Madrid y que se llama “La fila de al lado”. Está el hijo de Pepe Viyuela, Samuel Viyuela que es un tipo espectacular, Natalia Araceli, Laia Pazos y Sergi Mazas. Creo que lo haremos en “La Cuarta Pared”, en Madrid.

J.L.P ¿Qué tipo de cine te gusta?

R.S: A mí me gusta mucho el cine y fundamentalmente el europeo, aunque no he visto clásicos, porque se han perdido los cine fórums, cine clubs. He visto mucho cine y sobre todo me gusta el cine francés. Ahora estoy revisitando a gente como Louis Malle, Kurosawa, tengo grandes lagunas. Soy también de la generación del cine comercial como “E.T”. Me cuesta mucho citar películas concretas, aunque de las últimas que he visto me han encantado “Un profeta”, “La cinta blanca” de Haneke y “Toy Story 3”.

J.L.P ¿Qué aficiones tienes?

R.S Me gusta mucho el deporte, he sido bronquítico asmático, soy un futbolista frustrado como el 70 % de mi generación. He jugado mucho a fútbol. Igual que Manuel soy del Real Madrid. Me gusta mucho la música y la literatura. Tengo la suerte de tener un padre muy lector. Ahora estoy leyendo mucha ciencia ficción, que antes no había leído casi nada. También me gusta mucho la novela histórica y los escritores latinoamericanos. La poesía de gente como Luis García Montero, incluso autores de la generación del 27. Soy muy ecléctico.

J.L.P ¿Cómo ves el panorama actual del cine español?

R.S: Es complicado responder a eso. No sé por dónde empezar. Creo que hay un montón de talento en nuestro país. Me fastidia que no haya cabida para tanto talento. Como dice Manuel creo que hay que revelarse un poco tanto con la oferta como con la demanda que hay hoy en día. Hay que salir a la calle, intentar hacer las películas que uno quiere, como él. Hay que buscar el hueco.

J.L.P ¡Gracias, Rodrigo!

R.S ¡Muchas gracias a ti, ha sido un gran placer!

                        José López Pérez