POR ENCIMA DE TODO, UNA GRAN ACTRIZ. REIVINDICANDO A JUANA ACOSTA

Este fin de semana llegará a las salas españolas la última producción de Telecinco Cinema: “Ola de crímenes”, que cuenta como principales reclamos con la que es ya una gran dama del cine español (Maribel Verdú) y la it girl española por antonomasia (Paula Echevarría). Sin embargo, hoy preferimos detenernos en su tercera protagonista: la infravalorada Juana Acosta.

La colombiana no es una desconocida para el gran público, pero desgraciadamente, su popularidad no proviene de sus trabajos interpretativos. Su belleza y su elegancia innata, han provocado que la atención de los medios sobre ella se centre en sus vestidos y su estilazo, más que en sus interpretaciones. La clásica coletilla de “la más elegante de la alfombra roja” la acompaña casi por defecto a la hora de cubrir cualquier gala de los Goya, habiendo reemplazado a Goya Toledo en el uso de tal etiqueta. Y, al igual que le ocurrió a la actriz canaria, esto ha eclipsado en muchos casos su talento.

Ya ha pasado más de una década desde que Acosta comenzó a trabajar en la industria de nuestro país. Si bien no fue su debut en el cine español, muchos la descubrimos a las órdenes de Emilio Martínez-Lázaro en “Los dos lados de la cama”. Aquella secuela del exitazo musical era bastante más irregular que su predecesora, pero sirvió para hacer brillar a dos desconocidas: una era una arrebatadora Pilar Castro; otra era Juana Acosta. Su intervención en la película suponía poco más que un cameo, pero suficiente para que muchos nos preguntáramos: “¿quién es esta chica?”. Su prima Gema aunaba una mezcla de ingenuidad y candidez absolutamente encantadora, y su running gag preguntando a cada personaje de dónde viene su nombre, terminaba abriendo un sugerente final.

A partir de allí, sin embargo, pasaron unos cuantos años de presencia testimonial en largometrajes españoles, con apenas dos apariciones en “Bienvenido a casa” y la muy fallida “Una hora más en Canarias”. Como suele suceder a muchos intérpretes, fue la pequeña pantalla quien permitió a Acosta el punto de inflexión que necesitaba.
No fue una serie cualquiera. La primera producción propia de Canal+ logró por primera vez en nuestro país colocarse en los estándares HBO y convertirse en tiempo record en una producción de culto. El espléndido guión de “Crematorio” también permitió a sus intérpretes ofrecer lo mejor de sí mismos. Juana Acosta logró con talento dotar de personalidad a un personaje, que como ella misma a lo largo de su carrera, vive en parte condicionada por su físico. Su Mónica, que a ojos del espectador se muestra inicialmente como una aprovechada y ambiciosa cazafortunas, se engrandece reclamando su sitio en un entorno que pretende desplazarla. Acosta logra dejar atrás la ingenuidad inicial que ya la habíamos visto mostrar en otros trabajos y aportar la fortaleza e inteligencia necesaria para sobrevivir con todo en contra.

Tras este aprendizaje, Juana probó fortuna en otras cinematografías como la francesa, la venezolana o la de su propio país, donde gracias a “Anna” consiguió ser nominada a los dos premios que reconocen lo mejor de la industria en español, los Fénix y los Platino. A partir de ahí, su presencia en el cine español por fin se hace más frecuente.

En 2015 se estrena en el Festival de Málaga la historia de venganza “Tiempo sin aire”. Tras su proyección en la sección oficial del festival, la sensación es unánime: el trabajo de Juana Acosta es brillante. No consiguió premio (fue el año del boom Natalia de Molina), pero con su encarnación de enfermera colombiana que ha perdido a su hija a manos de paramilitares alcanza la madurez interpretativa. El dolor que dota a su personaje es descorazonador y su obsesiva búsqueda, conmovedora. Por primera vez la fuerza de su mirada logra transmitir el duro bagaje de su María, hasta devorar literalmente a actores como Adriana Ugarte o Félix Gómez.

Un año después, estrena “Acantilado”, en la que casualmente su personaje también se enfrenta a la ausencia de un ser querido. La película se ve lastrada por un guión poco verosímil, especialmente en lo que respecta a su relación con Daniel Grao, pero de nuevo Acosta demuestra su solvencia ofreciendo la mejor interpretación de la película.

Mejor resulta su otro trabajo de ese año, donde de nuevo consigue colarse en un producto pionero; en este caso, la primera película española de Netflix: “7 años”. Las películas situadas en un único escenario, sin artificios, siempre exigen un reto adicional a sus intérpretes, obligados a estar a la altura para que la película se sostenga. Acosta lo está, y de qué manera. Dominando los duelos verbales, brillando en los reproches o luciéndose en el monólogo que le reserva el guión, sobresale como una empresaria de armas tomar.

Y es por fin el pasado año, cuando tras tantas películas minoritarias en su carrera, Juana Acosta consigue el exitazo comercial que tanto merecía. ”Perfectos desconocidos”, el remake de una comedia italiana dirigido por encargo por Álex de la Iglesia, supera todos los pronósticos y se convierte en una de las cintas españolas más taquilleras de la historia. Otra vez en un único escenario, pero con un personaje radicalmente opuesto al de “7 años”, Juana vuelve a lucirse. Deja atrás el drama y la dureza de los últimos años para entregarse a la comedia, tirando de naturalidad y un toque irónico muy interesante. Además, supera el siempre delicado reto de interpretar una escena de borrachera. La película no sólo le dio alegrías por el bombazo comercial; gracias a ella consiguió por primera vez estar nominada a un premio cinematográfico en España. Pese a que los galardones siempre han sido esquivos con ella, los Fotogramas de Plata la reconocen como la mejor actriz del año. El trabajo duro acaba teniendo su recompensa.

Definitivamente, Acosta está en la industria del cine español para quedarse. Este año, además de su inminente estreno de la mano de Gracia Querejeta, ha protagonizado “Jefe”, una cinta que ha sido muy criticada, pero en la que en la escena de su baile, demuestra cómo ha aprendido a enamorar a la pantalla.
También se ha embarcado en un ambicioso proyecto de Movistar, interviniendo en la esperada “Gigantes” de Enrique Urbizu. Juana Acosta va a darnos grandes momentos en el futuro. Posiblemente es, junto a Alexandra Jiménez, la mejor actriz de nuestro cine sin nominación al Goya, por lo que sólo es cuestión de tiempo que la Academia de Cine se dé cuenta y llegue el proyecto con el que remediar esta anomalía. Hasta entonces, en este blog seguiremos reivindicando su talento.

JAVIER CASTAÑEDA