CRÍTICA DE LA MINISERIE “MATAR AL PADRE”: UNA TERAPIA FREUDIANA DE CUATRO SESIONES

El miedo es uno de los peores enemigos que uno puede tener. Sin darte cuenta y en un suspiro el miedo te va atenazando hasta que estás paralizado y no puedes disfrutar de nada. Da igual si tu situación económica es holgada o apretada o si tienes una familia unida o disfuncional. Si dejas que el miedo entre en tu organismo, todo lo demás pasará a ser secundario. Puede decirse que eso es lo que le ocurre a Jacobo Vidal, el protagonista de Matar al padre, la última ficción estrenada en Movistar y que dirige Mar Coll.

En sus cuatro capítulos, la directora catalana abarca el devenir de la familia Vidal desde el año 1996 hasta el 2012. Una época clave para entender la historia de España, en la que primero se asiste a un enloquecido esplendor económico, para después chocar contra una burbuja y una mastodóntica crisis final. Todas estas etapas las vive la familia Vidal a través de sus cuatro miembros: Isabel (Paulina García), la madre y la psicóloga que no es capaz de mantener a su familia cuerda y que sufre los menosprecios de su marido, Tomás (Marcel Borrás), el hijo sensible y en búsqueda de su identidad que sufre la manipulación paterna, Valeria (Greta Fernández), la hija pizpireta y caprichosa de formas muy “jacobinas” y Jacobo (Gonzalo de Castro), el abogado y patriarca aquejado de una aguda hipocondría y una desconfianza e insatisfacción perpetua. Genial resulta la trama de Jacobo con su ojo, ya que se puede ver como la hipocondría hace que el personaje se anticipe a los sucesos y como resultado sufra por duplicado. En el fondo la hipocondría que guía a Jacobo no es más que un terrible miedo a la muerte, pero no solamente a una muerte física, sino también a una muerte metafórica que explicaba Freud con la idea de matar al padre. Una idea que el psicoanalista vinculaba al proceso por el cual el individuo deja de depender del progenitor, para empezar a escribir su propia historia. Para Jacobo lo más importante son sus hijos. Todo lo hace por ellos y siempre tiene una cantidad de dinero para regalarles. Es cierto que no sabe demostrarlo con emociones, pero especialmente su hija siempre se aprovecha de su generosidad.

En esta línea resulta curioso como en la familia se reproducen los ejes de dominación. Por un lado, Valeria menosprecia siempre que puede al padre a través de un humor muy negro y, por el otro, Jacobo trata a su hijo como si de un títere se tratase. Mientras que la madre parece un poco al margen de todo. Puede que Isabel no tema trasmitir sus miedos a sus hijos y por ello viva tranquila. Al contrario de Jacobo que vivió junto a un padre dominante y cruel, que en vez de paz le procuró un sinfín de obsesiones. Por ello por mucho que finalmente aparezca la lluvia sanadora y el futuro le regale una sonrisa complaciente, Jacobo Vidal seguirá pensando que el mundo es hostil.

Nota El Blog de Cine Español: 8

Laura Acosta

3 thoughts on “CRÍTICA DE LA MINISERIE “MATAR AL PADRE”: UNA TERAPIA FREUDIANA DE CUATRO SESIONES”

  1. Recuerdo cuando Mar Coll presentó en Málaga 3 días con la familia.

    Pensé que Mar tardaría poco en competir en Cannes, Venecia o Berlín.

    El tiempo ha pasado más de lo pensaba, pero aún confío en ello.

    La serie está muy bien, sí.

  2. Matar al padre era en realidad el proyecto (idea) de su 3º película.

    Tal vez debería simplemente fichar a caras conocidas para ponerlas como protas para proyectos, espero que su 3ª peli no tarde tanto.

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