CRÍTICA DE “LA PRÓXIMA PIEL”, UNA HISTORIA SINCERA, DELICADA Y DURA AL MISMO TIEMPO

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La verdad. Todos queremos la verdad porque nos da la sensación de estabilidad y sobre todo de seguridad. Pero, ¿realmente es así? La próxima piel nos adentra en un mundo frío, agobiante y con interrogantes en cada conversación y mirada. Sus personajes buscan aquella ansiada verdad, pero a veces lo que realmente queremos es crear nuestra propia verdad…

Isaki Lacuesta e Isa Campo se colocan detrás de la cámara para narrar la historia de un adolescente desaparecido que regresa tras ocho años, cuando todos lo daban por muerto y se incorpora a la vida familiar. Sin embargo, poco a poco se va sembrando la duda de si realmente es el hijo que perdieron…

Las relaciones entre padres e hijos siempre han sido complejas y pueden ser analizadas desde diferentes ángulos, sobre todo desde el cinematográfico. Muchos directores han tratado esta temática pasando por comedia o drama y ahora  Isaki Lacuesta e Isa Campo apuestan por contarnos esa relación desde un nuevo comienzo: madre e hijo que tienen que volver a conectar como si de dos desconocidos se tratase. Volver a construir una confianza, una conexión que debe ser innata entre progenitores e hijos. Ulu Grosbard planteaba una trama similar en En lo profundo del océano (1999) pero siempre con un tono menos sincero y algo más artificial. No me malinterpretéis. No es una mala película pero tiene demasiados elementos de telefilme. La próxima piel es sincera y refleja una crudeza simplemente necesaria tanto a través de sus personajes como también del paisaje, de ese pueblo en el que transcurre la historia. Esta película refleja con detalles, aunque nunca con un subrayado grueso, esas dudas de si realmente estamos ante el verdadero hijo o ante un impostor. Y no querido espectador, no estamos ante esa película que nos marea y nos deja con la duda de si sí o si no. Y ello no impide que nos deje pensando en mil cosas de la película. De hecho, dan ganas de volver a verla una segunda vez. En efecto, hay un trabajo magistral en el guión, no dejando ningún cabo suelto y en todo momento no puede despegar uno su mirada de la pantalla.

No hay que olvidar el trabajo de sus dos protagonistas, Emma Suárez y Àlex Monner. Ella interpreta a una madre que vuelve a la vida gracias a la reaparición de su hijo, aunque llena de miedos. Emma Suárez realiza un trabajo impecable desprendiendo hasta en los momentos más oscuros una luz propia de una madre que jamás perdió la esperanza. El joven Àlex Monner interpreta  su mejor papel hasta el momento. En un solo personaje refleja ira, miedo, angustia y sobre todo ganas de ser querido. Su capacidad de llenar cada plano y de sembrar la duda en todo momento es algo que no todo actor podría haber logrado. La cámara le quiere y eso es incuestionable. Ojalá nunca deje la interpretación.

La próxima piel es una película distinta, delicada y dura al mismo tiempo. Bella y cruda. Un perfecto reflejo de la búsqueda de la verdad, de su importancia o no, de la necesidad de ser querido con independencia de si estamos ante esa verdad o no. Una película redonda y que debería durar en cartel una eternidad.

 

Gabriela Rubio

Nota: 8,5