CASO TITIRITEROS, ¿LIBERTAD DE EXPRESIÓN O APOLOGÍA DEL TERRORISMO? CONOCEMOS LA OPINIÓN DE UNA JURISTA

gora

Ayer se vivió una concentración de artistas liderada por los actores Carlos Bardem y Juan Diego Botto, en apoyo hacia los integrantes del grupo “Títeres desde abajo”, que permanecieron 5 días en prisión acusados de un delito de enaltecimiento del terrorismo. Tras el akelarre de cierto sector político y mediático y ante la estupefacción nacional e internacional, hemos querido conocer la opinión de una profesional jurídica sobre los hechos. Os dejamos con sus palabras:

¿Qué es la libertad de expresión? En términos jurídicos, está protegido como derecho fundamental por nuestra Constitución, pues dice el artículo 20 que se reconoce y protege el derecho a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica; aunque en ocasiones resulta difícil discernir con claridad sus límites. Porque, ¿dónde empieza y dónde acaba nuestra potestad para decir cuanto se nos antoja, sin censura?

Centrémonos en el “caso titiriteros” de Madrid. Unos jóvenes actúan en los festejos del carnaval con una obra conocida con el nombre de “La bruja y Don Cristóbal”, en la que se representan imágenes, tales como, el ahorcamiento de un juez, la violación de una monja o la aparición de un cartel escrito con las palabras “GoraAlka-ETA”.

Realmente suena escandaloso que en un teatrillo callejero para amenizar, pueda contener tales imágenes. Pero, ¿es realmente tan aberrante? ¿Puede dicho contenido ser condenado como apología del terrorismo? La apología en sí misma consiste en una difusión, de ideas o doctrinas, que ensalcen el crimen o enaltezcan a su autor, lo que nos lleva a reflexionar acerca de si esa pancarta, incluso sacada fuera de contexto, puede llegar a provocar dichos efectos sobre sus potenciales receptores.

Ahondando en el contenido de la obra, descubrimos que cada uno de sus personajes no son más que meros entes representativos de punto críticos de esta nuestra sociedad. Lo que conocemos como sátira.

No sé que opinarían si pusiésemos en el punto de mira a autores como Lope de Vega o Góngora, criminalizando su obra. Si acaso no son comparables los temas, podríamos entender que tampoco lo son las sociedades presentes en cada época.

La libertad de expresión permite expresar lo que cada uno desea en su fuero interno, aunque el de al lado no lo entienda, comparta o acepte. Y eso, parece verse reflejado en la actuación de estos titiriteros.

Satirizar no es más que criticar de manera cómica lo que un sector, de mayor o menor calado, no comparte, utilizando alegorías, aunque pueda resultar desagradable, rozando lo repugnante.

Pero ¡que sería la vida sin el otro punto de vista!

Ya lo decía Decimo Junio Juvenal, allá por el siglo I, que “la censura da su venia a los cuervos y atormenta a las palomas”.

Uxía Tizón, jurista.