CRÍTICA DE LA PELÍCULA “MIDNIGHT IN PARIS”

Tras la interesante “Conocerás al hombre de tus sueños”, Allan Stewart Konisberg, conocido artísticamente como Woody Allen, uno de los grandes creadores actuales, nos lleva a París.

Hoy a las 12:30 ha comenzado el pase de prensa en Barcelona de “Midnight in Paris”, ha finalizado a las 14:05 con muchos aplausos, acercándose a la gran ovación.

“Midnight in Paris” es una producción de Mediapro (Jaume Roures), Versátil Cinema y Gravier. Distribuida por Alta Films se estrenará el próximo viernes, esta noche será la película de la sesión inaugural del festival de Cannes (de las ventas internacionales se encarga Imagina International Sales). Es una comedia romántica.

El film comienza con tres minutos en los que ofrece una poliédrica postal de la ciudad de París (al modo “Vicky Cristina Barcelona”) con música de jazz de fondo. Posteriormente nos presenta a una pareja de estadounidenses que disfrutan de unos días de vacaciones en la capital de Francia (están prometidos y piensan casarse en U.S.A en otoño) junto a los padres de ella. El protagonista quiere ser escritor y está preparando una novela. De forma casual el candidato a escritor verá cómo cambia su vida, en una disgresión bastante menos ingeniosa que la de la magistral “La rosa púrpura de El Cairo” viajará en el tiempo hasta los años veinte (posteriormente viajará en el tiempo hasta la Belle Epoque). Veremos en pantalla a personajes tan conocidos como Pablo Ruiz Picasso, Salvador Dalí, el matrimonio Scott Fitzgerald, Cole Porter, Toulouse Lautrec, Hemingway o Man Ray. Las peores escenas son las que discurren entre conversaciones de estos artistas, dado que los diálogos y el texto en general son muy pobres, todo va a lo obvio, superficial y de un gran creador como Allen hay que esperar muchísimo más.

El reparto merece un capítulo concreto. Están muy bien Rachel McAdams (la futura esposa del escritor) y Marion Cotillard. Owen Wilson es el protagonista total de la función, con un personaje muy similar a los que interpretaba el propio Woody hace 30 años, lo hace bastante mejor de lo que me esperaba, aunque en ningún momento hace un gran trabajo. Carla Bruni tiene un papel casi testimonial, aparece en un par de escenas como guía turística. La esposa del presidente de la República Francesa debió aterrizar en el rodaje en un par de sesiones. Algo parecido le sucede a Kathy Bates. Adrien Brody como Salvador Dalí está como se suele decir vulgarmente como un pulpo en un garaje.

El Allen guionista se toma demasiadas licencias argumentales, el humor es muy tópico y ya lo hemos visto en anteriores ocasiones con mayor nivel.

El final es poco creíble y demasiado forzado, ese encuentro casual en una ciudad tan grande como París no es convincente.

                          José López Pérez