OLIVIER ARSON ES EL COMPOSITOR DEL CORTO DE ANIMACIÓN NOMINADO AL GOYA “LA PRIMA COSA”

Nominado al Goya a mejor cortometraje de animación, La prima cosa cuenta con la música original de uno de los compositores más eminentes del momento, Olivier Arson. Premio Goya 2019 por su banda sonora de la película El reino, de Rodrigo Sorogoyen, por cuya As bestas vuelve a estar nominado este año, Arson es un maestro en crear con su música ese “otro” personaje en cada película.

“Conocía el trabajo de Olivier como Territoire desde sus inicios o al menos desde que colaboraba con Pedro Martín Calero en su videoclips y piezas visuales”, cuenta Omar Al Abdul Razzak, codirector junto a Shira Ukrainitz del humano y esperanzador cortometraje que lleva a la animación la historia real del payaso israelí, árabe y de religión cristiano ortodoxa, Kookoo Rikoo, que visita a niños sirios heridos en la guerra, ingresados en los hospitales de Israel. “Su disco Mandorle”, continúa, “es una joya y una referencia musical clave para mí. En la época en la que estuvimos hablando del corto descubrí que tenía una pieza hecha específicamente para iglesia y ese fue el punto de partida. También recuerdo que la secuencia de las vidrieras de la iglesia fue la inspiración para los sonidos vidriosos que se repiten en el corto. Shira estaba obsesionada con lo líquido y que las partes más oníricas debían sumergirnos en el agua”.

Olivier Arson describe cómo fue el proceso de creación de la música de La prima cosa:

“Está basada en un material que había creado inicialmente para una instalación de arte sonoro sobre el ritual de la confesión cristiana, donde la música estaba escrita más bien desde una perspectiva bastante oscura, que creíamos combinaba muy bien con todos los niveles de significado que podría tener el cortometraje y, en especial, ese personaje, Kookoo Rikoo, que es cristiano, árabe e israelí. Y adapté los sonidos que tenía para esta historia. Inicialmente eran órganos y campanas que grabé y luego están pasados por samples de guitarra que es lo que le da esa textura rota, muy distorsionada a veces.

También hay voces, mi propia voz y un coro que grabamos, y que luego procesamos mucho, estirando, distorsionando, para crear una especie de masa desordenada. Era importante reflejar el caos y la tragedia de la historia. El caos era la palabra clave de lo que queríamos conseguir con la música porque no queríamos quedarnos en la superficie de ese personaje que inicialmente vemos que es un payaso, pero que está inmerso en muchos niveles de conflicto, en muchos conflictos, en definitiva”.

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