ENTREVISTA A JAIME OLÍAS, DIRECTOR DEL CORTOMETRAJE “CHAVAL” PRESELECCIONADO AL GOYA

En estos días de cara a las nominaciones a los Premios Goya vamos a publicar una serie de entrevistas a algunos de los cortometrajistas que han conseguido una preselección a los “cabezones”. Y comenzamos entrevistando a Jaime Olías, director de “Chaval”, uno de los cortometrajes de la temporada porque no ha parado de conseguir selecciones y premios en los casi dos años que lleva de gira por festivales nacionales e internacionales. “Chaval” es un portentoso plano secuencia de 28 minutos de duración que te quedará pegado a la pantalla en todo momento.

Os dejamos con nuestra entrevista a Jaime Olías, director del cortometraje preseleccionado al Goya “Chaval”:

– Para empezar, me gustaría preguntarte si desde el principio, desde guion, ¿tenías en mente rodar la historia en un plano secuencia?

– Sí. Desde el principio lo teníamos claro. Estuvimos valorando mucho cómo hacerlo: cámara al hombro, que te da más libertad y disimula mejor los posibles errores; o estabilizar con steady. Finalmente optamos por lo segundo. El jugar a los contrarios crea una incomodidad única: el mundo del protagonista es un caos y tú lo estás narrando de forma estática.
El plano secuencia te permite estar ahí, sin artificios. Le estás gritando al espectador “necesito que vivas esto cada segundo”. Para contar la caída de un joven delincuente, queríamos que el espectador acompañase al personaje en todo momento. No solo los momentos de acción, sino los momentos que camina por la calle, que sube las escaleras de su casa, la conversación banal en la furgoneta, todo ayuda a generar la tensión que buscábamos. Como espectador estás pidiendo que cambie el plano, que te dejen respirar, y el plano secuencia te obliga a estar en cierta medida incómodo, tenso, en alerta. Narrar los peores 30 minutos de la vida de un joven de esta forma es, a mi parecer, fantástico.

– Rodar un plano secuencia no es nada sencillo, ¡y menos durante 28 minutos!, imagino que la planificación antes de rodar sería brutal, ¿cuántos ensayos previos hubo?, ¿cómo fue el trabajo con los actores?

– Fue un trabajo de meses que llevó a cabo todo el increíble equipo técnico. Encontrar la localización, ensayar todo el equipo, solucionar miles de problemas, logística, etc. Cuando todo lo técnico quedó encaminado, era el momento de trabajar con los actores. Ensayamos en salas de ensayo para poner en marcha la puesta en escena. Hablamos durante días con los actores para explicarles muy bien todo lo que podía suceder. Lo que tenían que hacer si algo fallaba, cómo deberían actuar si pasaba cualquier cosa.
Aunque el corto está rodado en un plano secuencia, a una toma, sin cortes y a la primera, nosotros estuvimos ensayando el rodaje con todo el equipo técnico y artístico durante días. Es decir, hicimos el corto muchas veces por trozos con los actores para que la coreografía saliera perfecta el día de la grabación real. Y así fue. Meses de trabajo se materializaron en 30 minutos de rodaje. La mayor preproducción de mi vida con el rodaje más corto en el que he estado. Una toma, un plano, y a la primera.

– “Chaval” cuenta también con un excelente trabajo de fotografía. Háblanos un poco de este apartado.

– Solo puedo decir que Marino Pardo y Néstor Ruiz Medina, los directores de foto del corto, hicieron algo increíble. Hicieron que la chaladura que yo quería hacer resaltará de una forma increíble. Estaría horas para explicar lo complicado que es a nivel de foto hacer algo así. Que tenga una fotografía tan bella, y que técnicamente esté tan bien, solo puede hacerse gracias a la mano de estos dos directores de foto y de un equipo de foto fantástico. No puedo estar más contento con el resultado. Cuando termina el corto, y fundimos a negro, aparece como primer crédito el nombre del Steadycam, Carlos Matías. Esto dice mucho de lo que consideramos todo el equipo que fue el trabajo del departamento de foto.

– “Chaval” es uno de los cortometrajes del año como prueban las más de 60 selecciones conseguidas y numerosos premios pero con los Goya nunca se sabe. ¿Cómo viviste ver tu nombre en la short list de cara a luchar por el Goya a mejor cortometraje de ficción?

– No sabría por dónde empezar. Hace un año, por estas fechas, tuvimos la oportunidad de postular nuestro corto a Mejor Cortometraje de Ficción en los Premios Goya. Pero decidimos que nos presentaremos al año siguiente. Queríamos que el cortometraje hiciera todo su recorrido nacional e internacional. Que hiciera ruido y que demostrara que merecía estar en los premios de la Academia. Hoy tenemos más de 60 selecciones y más de 20 premios. Con esto quiere decir que, después de este viajazo, llevamos más de un año esperando este momento, esperando que seleccionarán nuestro trabajo, y no podemos estar más contentos. Yo, personalmente, metí un grito de alegría que me escuchó todo el vecindario.

– Este año también has debutado como director y guionista de la serie de HBO “Cómo mandarlo todo a la mierda” por lo que está siendo un buen año a nivel profesional, ¿no?

– Está siendo una época buena la verdad. A veces me doy cuenta de ellos cuando alguien me lo comenta. Llevo mucho tiempo trabajando para ir haciéndome un hueco. Ya sabes como va esto: a veces las cosas salen más rápido, otras veces no. Pero es cierto que este año todo lo que está llegando es bueno y se están materializando años de duro trabajo.
También es cierto que uno de los pecados del creador es tener siempre la vista en el siguiente proyecto. A veces esto te hace olvidarte de parar un segundo y de saborear todo lo bueno que tienes ahora.

– Para terminar, ¿nos podrías adelantar en qué estás trabajando en tus diferentes facetas como director, guionista y actor?

– Pues, la verdad, que en todo tipo de cosas. Estoy trabajando en la serie, en otro proyecto con Boomerang TV, en el que me gustaría que fuese mi primer largometraje, etc. La verdad es que no tengo tiempo para levantar todo lo que quiero hacer. No sé cuál de estos proyectos se hará realidad, pero por esfuerzo y ganas no será. Como actor, tengo la enorme suerte de que entran cosillas, así que no me puedo quejar. Ya sabes, mientras suene la música seguiremos bailando.

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