LOS MEJORES CORTOMETRAJES ESPAÑOLES DE LA HISTORIA (PARTE I): “MIRINDAS ASESINAS”, DE ÁLEX DE LA IGLESIA

Ayer pasando la entrevista que le he realizado a la directora Arantxa Echevarría (“Carmen y Lola”), que en breve publicaremos, una de sus respuestas me dio una idea para animar esta web durante los días que nos quedan de confinamiento, que no es otra que publicar una lista con algunos de los mejores cortometrajes españoles de la historia. Ya sabéis que estoy cansando de repetir que somos una potencia mundial en este campo aunque, desgraciadamente, el gran público no conozca nuestros cortometrajes y, es más, muchos se pregunten sobre qué es y para qué sirve un corto.

Así, comenzamos este repaso a los mejores cortos españoles de la historia con “Mirindas asesinas”, de Álex de la Iglesia, presentado en el año 1991, el primer trabajo cinematográfico que dirigió el cineasta vasco y que nos deja ver algunas de las características y rasgos de identidad creativa que desarrollaría posteriormente en su carrera cinematográfica (suspense, humor negro, acción y ritmo frenético). También hay que destacar el excelente trabajo del desaparecido Álex Angulo que se convertiría en uno de los actores fetiches de Álex destacando su trabajo en “El día de la bestia”. Por otro lado, el guion es obra del propio De la Iglesia en colaboración con Jorge Guerricaechevarría, uno de los mejores guionistas de nuestro país y parte fundamental de las historias del maestro vasco. Como curiosidad, destacar que los hermanos Almodóvar tras ver esta locura se animaron a producir “Acción mutante”, original y loca ópera prima de Álex de la Iglesia.

¿De qué va este corto rodado en blanco y negro?

Un hombre se adentra en una taberna de lo más lúgubre y sombría, se coloca frente al camarero y le pide “una mirinda bien fría”. Una vez que el tabernero intenta cobrarle las 120 pesetas correspondientes al coste de la bebida, comienzan los problemas, ya que el cliente se intenta excusar en que el mentado no le había advertido que se la cobraría, iniciándose una serie de asesinatos indiscriminados que irán acumulando cadáveres en el local, mientras que los clientes rutinarios pasan por delante sin darse cuenta de que se trata de cuerpos sin vida.

La apariencia del hombre que pide el refresco en la barra del bar, es de una buena persona y calmada, pero con el tiempo podemos descubrir que hay apariencias que engañan. El cortometraje intenta expresar en tan solo 12 minutos, el desinterés que muestran algunas personas a su alrededor y la falta de atención a la hora de escuchar a los demás.