CRÍTICA DE “1898, LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS”, EL CINE ESPAÑOL SE ATREVE CON LA ÉPICA HISTÓRICA…Y ACIERTA

El cine español está de enhorabuena. 2016 está siendo un año de éxito a nivel creativo y de eclecticismo: “Que Dios nos perdone”, “La puerta abierta”, “Tarde para la ira”, “Julieta” entre otras, ofrecen al espectador un abanico de géneros, siendo difícil decantarse por alguno de ellos. Salvador Calvo apuesta en su primer largometraje por el cine histórico con “1898. Los últimos de Filipinas”, narrando cómo en el verano de 1898 un grupo de soldados españoles luchan contra un grupo de nativos insurrectos en la aldea de Baler (isla filipina de Luzón).

El aventurarse en la dirección de un film de este género abordando un acontecimiento ya retratado en excelente película de 1945 implica un riesgo bastante considerable, ya que las expectativas se sitúan en las nubes. Sin embargo, Salvador Calvo ha sabido contar la historia con elegancia y con un ritmo más que correcto, que arranca con fuerza manteniendo el interés hasta los créditos.

Sus primeros 10 minutos desprenden crudeza y belleza a la vez, desplegando ante los ojos del espectador una fotografía excelente del imprescindible Álex Catalán y de esta manera logra predecir que estamos ante una película que no decepcionará a quienes anden en la búsqueda de epicidad histórica, poco explotada en nuestro cine actual. La llegada de los soldados y su travesía hasta su destino refleja a la perfección miedo y valentía a la vez.

Uno de los logros de la película es sin duda el abrumador elenco de actores que ha logrado reunir el director: Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Álvaro Cervantes, Eduard Fernández y Karra Elejalde, entre otros.

El trío Luis Tosar, Javier Gutiérrez y Eduard Fernández vuelven a demostrar que ningún papel se les resiste. Raro será el día en que uno de estos grandes pinche. Pero una de las sorpresas es definitivamente Carlos, el joven soldado interpretado por Álvaro Cervantes, actor que enamora a la cámara gracias a la verdad que refleja su mirada en cada plano. Un personaje perfectamente dibujado e interpretado de manera que el espectador consigue penetrar en sus pensamientos y llegar a sentir sus miedos, esperanzas y su rabia ante la situación en la que se encuentra.

Aunque estamos ante una película muy bien dirigida, bien narrada, con una excelente fotografía y unas actuaciones sobresalientes, en “1898. Los últimos de Filipinas” no nos encontramos ante una estructura innovadora. El problema reside quizás en esa falta de originalidad, asomando algún deja vu durante el visionado. Aun con eso, la satisfactoria sensación final es la de haber disfrutado de una gran película.

Gabriela Rubio

Nota 7,5