ENTREVISTA A GERARDO OLIVARES, DIRECTOR DE ‘EL FARO DE LAS ORCAS’: “EN EL CINE ESPAÑOL NO SE LE DA IMPORTANCIA A LA NATURALEZA”

La película “El faro de las orcas”, protagonizada por Joaquín Furriel y Maribel Verdú, se estrena este viernes y con ocasión de ello hemos tenido la oportunidad de entrevistar a su director, Gerardo Olivares.

De origen cordobés, este cineasta y guionista con más de una veintena de documentales a sus espaldas fue el primer español en ganar la Espiga de Oro en el festival de cine de Valladolid (SEMINCI) gracias a su drama social ’14 kilómetros’. Seis años después de “Entrelobos”, película basada en la historia de Marcos Rodríguez Pantoja y una de las cintas más aplaudidas del 2010, Olivares vuelve con otra historia en la que la naturaleza es parte esencial del relato.

Os dejamos con la interesante charla que mantuvimos con Gerardo Olivares, director de ‘El faro de las orcas’.

– Gerardo, ¿qué hay de real y qué de ficción en tu película “El faro de las orcas” y cómo lo enlazas en la historia?

Lo real es el punto de partida: Beto es un hombre que tiene 45 años y lleva viviendo en la Patagonia desde hace como quince o veinte años estudiando el comportamiento de las orcas en la zona de Península Valdés, que es donde hemos rodado la película. Básicamente, lo que hace que este lugar sea muy especial es que de las 60.000 orcas que hay en el mundo, solamente nueve han desarrollado una técnica de caza específica y solamente se hace allí una vez al año, entre marzo y abril. Así que Beto, que es guardafauna, lleva todo este tiempo intentando averiguar por qué sólo esas nueve orcas han desarrollado esta técnica, que aunque es muy sofisticada por no hacerse en otro sitio del mundo, también es muy peligrosa porque pueden quedarse ahí varadas y morirse. A base de ir estudiándolas, acercándose a ellas año tras año, un día decide dar un paso más, metiéndose en el mar con su armónica y con el sonido un grupo de 3 orcas se le acercan y las puede acariciarlas. A partir de ahí empieza a tener una relación muy especial con este grupo de orcas hasta que un día un periodista se entera, le hace un reportaje y, a raíz de su publicación, una madre que está con su hijo que sufre autismo, ve las fotos de Beto acariciando las orcas y el niño tiene una reacción que nunca antes había tenido. La madre decide llevar al hijo a la Patagonia a ver si tiene alguna mejoría. Este es el punto de partida de la película que está basado en lo que le ocurrió a Beto.

– ¿Cómo llegaron Joaquín Furriel y Maribel Verdú al papel?

Yo a Joaquín no lo conocía y de hecho tenías varias opciones para el papel de Beto, porque ya sabes que la primera opción siempre es Ricardo Darín (risas). No sé si a Darín le hubiera entrado bien con su perfil de actor… El caso es que el representante de Darín, Pedro Rosón, es también el representante de Joaquín Furriel y cuando leyó el guion, me dijo que el que me lo podía hacer realmente bien era él. Me fui hasta Buenos Aires a conocerle y me pareció un tipo cojonudo. Vi “El patrón”, una película que había hecho y que en Argentina había tenido mucho éxito y llevado muchos premios. Me pareció un actor muy versátil, manteniendo además un parecido físico muy semblante al verdadero Beto.
Cuando estaba escribiendo el personaje de Lola, me venía siempre a la cabeza la imagen de Maribel y cuando eso sucede, sabes que va a ser tu primera opción y cuando le mandé el guión y se lo leyó, me dijo qué sí, que lo quería hacer.

– Vuelves con una historia donde el entorno natural es parte de ella. ¿Qué importancia le das a la naturaleza, poco retratada en nuestro cine?

Para mí la naturaleza es como una protagonista más de mis historias. No te digo que tenga tanta importancia como los actores, pero casi (risas). Es cierto que en el cine español no se le da mucha importancia a la naturaleza. Además, creo que España es el país de Europa en términos de ecosistema más rico que hay y tenemos unos escenarios naturales que son brutales. Y para mí lo importante de la naturaleza en mi cine no va por ahí, porque nosotros, los seres humanos, venimos de la naturaleza. Este entorno nuevo que hemos creado, es decir, las grandes ciudades, es un ecosistema que no nos pertenece y aunque pensamos que estamos adaptados a ello, realmente no lo estamos. Y creo que como ser humano necesitamos la naturaleza para buscar ese punto de equilibrio que nos hace falta, por eso los fines de semana el que puede se va al campo buscando eso. ¡Es que está en nuestros genes! Sin darnos cuenta nos estamos alejando de nuestro entorno natural, pero el hombre siempre ha vivido en la naturaleza como un animal más hasta hace muy poquito tiempo.

– ¿A qué se ha debido tu larga ausencia del largometraje de ficción tras el éxito de “Entrelobos”?

Yo he hecho otra película con Jean Reno en Italia que todavía no se ha estrenado en España. Aquí se estrenará en marzo y en español se llamará “Hermanos del viento”, teniendo la naturaleza un papel muy protagonista. No ha habido parón, sino una película por en medio que aquí todavía no se ha estrenado. Una para diciembre y otra para marzo.

– La coproducción hispanoamericana está dejando de lo mejor del cine reciente, ¿qué destacas de esa comunión tras tu experiencia?

Yo creo que nos da mucha riqueza a ambas partes. Tenemos un mercado de 500 millones de hispanoparlantes que yo creo que debemos explotar todavía mucho más porque, ahí en Latinoamérica hay también mucho talento, y en países que están ahora emergiendo a nivel cinematográfico como Colombia o Republica Dominicana, se están empezando a hacer cosas muy interesantes. De hecho, está habiendo profesionales españoles que se están yendo allí a trabajar porque en esos países hay mucha actividad; aquí en España vamos para abajo y allí para arriba. El único problema que tenemos, y lo sé porque he viajado mucho por Latinoamérica, es el acento, la pronunciación. Yo preguntaba por qué es tan difícil que el cine español se vea en Latinoamérica y básicamente, aunque me parezca una gilipollez pero es así, es que a veces no nos entienden. Igual que las películas mejicanas o argentinas que las vemos aquí y nos cuesta mucho entenderlas, porque utilizan lenguaje más local. Creo que ahora mismo esa es la gran barrera que hay.

– ¿Alguna escena en “El faro de las orcas” a destacar por su complejidad?

Todas las escenas en la barca, porque al final hay una combinación de orcas en 3D, en animatronics y reales. El hecho de que parezcan reales ha sido el gran reto técnico de la película. También ha sido un reto el hecho de que haya secuencias en las que una parte está rodada en la Patagonia y la otra en Fuerteventura, un plano rodado en Patagonia y el contraplano en Fuerteventura. En la película no se nota pero ha sido un esfuerzo a nivel técnico para que todo parezca como si sucediera en la Patagonia.
De hecho, la orca parece muy real. Hay películas en las que también arriesgan con el elemento de los animales, como en “La vida de Pi”. Me alegra que produzca esa sensación, porque como te he dicho era uno de los grandes retos. De hecho es imposible rodar una película con orcas salvajes porque no sabes por dónde te van a aparecer ni cuándo.
La vida de Pi me pareció una película maravillosa y me tuvo metido en la historia todo el rato. Sin embargo, la que me sacó de la película fue la historia de “El renacido”, donde hay una secuencia con los lobos atacando una manada de bisontes, y todo está hecho en 3D. A mí esa secuencia me apartó totalmente porque pensaba: “¿cómo es posible que en una película con este presupuesto hayan permitido esta secuencia?” No está bien hecha y parece un juego de Hatari de los años 80. Iñarritu es un director buenísimo por los planos secuencia que hace, me parece brillante. Reconozco que si a “El renacido” le quitas una hora de película, le hubiera quedado una historia mucho más compacta. Aunque es verdad que es un problema que tenemos todos los directores a veces.

– ¿Qué diferencias encuentras en el trabajo fuera de nuestro país?

Yo todo lo que he hecho, lo he hecho fuera, excepto “Entrelobos”. No te podría decir si hay alguna diferencia que llame mucho la atención porque realmente donde he rodado siempre he tenido muy buenos equipos. Si me preguntas qué diferencia hay entre rodar en Argentina y en Austria, en Argentina son andaluces y en Austria cuadriculados. En Argentina te salías del programa veinte veces al día y no pasaba nada porque había una capacidad de improvisación brutal, mientras que en Austria era como impensable, les cuesta mucho salirse de lo establecido. La gente que se dedica al cine tiene pasión por lo que hace, por vocación. Es muy difícil encontrarte a alguien en el mundo del cine que esté ahí exclusivamente por dinero.

GABRIELA RUBIO