PELÍCULAS INFRAVALORADAS: CRÍTICA A “VICKY CRISTINA BARCELONA”, DE WOODY ALLEN

Con Vicky Cristina Barcelona -a lo tonto uno de los mayores taquillazos de la carrera de Woody Allen– iniciamos esta serie de críticas a películas que consideramos infravaloradas.

penelope cruz

Vicky Cristina Barcelona fue mucho más apreciada fuera que dentro de España, donde se calificó de intrascendente panfleto turístico bajo en sambenito de “obra menor de Allen” (¡pesados!). La película ganadora del Globo de Oro es la más exitosa en taquilla de la obra moderna de Allen, sólo superada en los últimos 30 años por ‘Medianoche en París’. Nada mal si tenemos en cuenta que desde entonces Allen ha rodado 30 películas.

Más allá de la aparente sencillez que envuelve historias inverosímiles, existen dilemas existenciales muy reales. La reiterada -y cuestionada por muchos- selección de postales de Barcelona es esencial en para enmarcar esta historia de dos turistas con caracteres muy diferentes, pero ambas profundamente hechizadas por Stendhal y por el embrujo de lo bohemio. Del magnetismo sensorial y espiritual del artista. Y Barcelona, es arte.

Javier Bardem y Penélope Cruz encarnan a la perfección las personalidades sumamente atractivas, apasionadas y atormentadas de esos artistas colmados de genialidad y sed de vida. Capaces de, en pleno arrebato romántico, coger una avioneta y volar a Asturias a disfrutar de un espectáculo flamenco. Esa escena, cuestionada por inverosímil pero bella y fundamental, desmonta el ideario ultra-ordenado del personaje de Rebecca Hall, que sucumbe al romance de verano.

En una escena también crucial, el personaje de Penélope Cruz grita “chronic dissatisfaction” a Scarlett Johansson, actriz que cumple su labor de hacer que te den ganas de meterla entre dos rebanadas de ‘pa amb tomaquet’ e hincarle el diente interpretado a una mediocre, ingenua y sexy turista fascinada por el talento de los dos españoles. Esta dramedia indaga con aparente ligereza de ese talento y sus enrevesadas consecuencias. Del magnetismo y peligro que ejerce. De personajes cuya irrefrenable necesidad de sentir -cada vez más- les conduce a una eterna insatisfacción.

“No hablo de talento, ¡sino de genialidad!” 

Ese talento de los dos pintores les confiere un complicado mundo interior, apasionante desde fuera. Pero Allen se adentra descubriéndonos su tormento e incapacidad para ser felices. El desenlace de la película es sencillamente magistral, con una Rebecca Hall -que tiene la elegancia y a la vez fragilidad de la Diane Keaton alleniana- abriendo los ojos ante esa realidad: probablemente su aburrido novio y vida perfecta no fuera tan mala. En esa secuencia final Penélope Cruz explota, nos hace reír y estremecer. Allen en estado puro, vuelve a esconder dolor detrás del humor.

La María Elena de Penélope Cruz se convirtió instantáneamente en uno de los ‘personajes Allen’, inolvidables y únicos. Suelen ser femeninos y los hay tanto protagonistas como secundarios. Todos son geniales.
Penélope alcanzó el milagro de cuando un actor es poseído, capaz de eclipsar su alrededor en cada aparición en un torrente interpretativo derrochante de una fotogenia como pocas veces la hemos visto.

De forma mágica, la historia de ‘Vicky Cristina Barcelona’ se trasladó al set de rodaje. El propio Allen relató cómo el equipo asistió deslumbrado a momentos de absoluto talento en los duelos interpretativos de nuestros representantes patrios: Javier Bardem -derrochando huevos de oro e instinto- y Penélope Cruz. Una admiración que Scarlett Johansson reconoció tiempo después.

PUNTUACIÓN: 8,5

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