CRÍTICA A “MI VIDA EN RUINAS”, MENUDA RUINA DE COMEDIA

Nia Vardalos en Mi vida en ruinas

Mi vida en ruinas se vendió como una película del mismo productor que el éxito mundial de Mi gran boda griega, Tom Hanks, y con la misma actriz protagonista, Nia Vardalos, pero todo parecido entre una y otra es producto de su imaginación.

Mi vida en ruinas es una comedia plana, aburrida, sin kefi (chispa, en griego) que nos contará las andanzas de una profesora de historia clásica (Nia Vardalos) que, a falta de trabajo, se gana la vida como guía turística en Grecia.

El último grupo que le toca tiene todos los ingredientes para hacer una buena comedia pero no son bien aprovechados por el director Donald Petrie: pareja de americanos, dos españolas recién divorciadas y deseosas de pillar cacho (aunque más bien parecen unas busconas), una pareja de anciandos donde ella es, prácticamente una cleptómana, una familia británica que tiene una hija adolescente que siempre está enfadada y un gordo adolescente americano que está buscando a una amiga griega. Aparte de un conductor de autobús al que se le notan demasiado los postizos (barba y peluca).

Con todo este grupo, los gags de la película son del tipo de saber que los apellidos del chófer son Poupy y Kakas o que la camisa que le regalan al adolescente americano ponga en griego “Dame por el culo”.

De las actuaciones, sólo se salva un veterano Richard Dreyfuss, y por los pelos, en su papel de anciano viudo, que se convierte en el Pepito Grillo de Georgia (Nia Vardalos) porque ésta última realiza una actuación sosa y aburrida como la propia película.

Por otra parte, que aparezcan en el reparto las actrices españolas María Adánez y María Botto, como divorcionas “busconas”, se debe a que la película es una coproducción entre USA y España. Además, se rodó en parte en La Ciudad de La Luz de Alicante.

Sinceramente, sólo os recomiendo esta película si estáis muy aburridos y no tenéis otra película a vuestro alcance.