ENTREVISTA A GUILLEM CLUA: “LA PIEL EN LLAMAS” LA ESCRIBÍ DESPUÉS DE LA GUERRA DE IRAK Y EL “NO A LA GUERRA”

Guillem Clua es uno de los dramaturgos catalanes contemporáneos más reputados. Premio Nacional de Literatura Dramática 2020 por su obra Justicia, con José María Pou en la piel de un juez jubilado que se enfrenta a las mentiras de su carrera. “La piel en llamas” es su primera adaptación al cine y la primera vez que participa en un guion de largometraje, aunque ha trabajado antes en televisión, en la series Estoy vivo y Mercado Central (TVE) y El inocente (Netflix). Este año estrena la adaptación de su exitosa comedia Smiley (Netflix) y de la novela de Torcuato Luca de Tena Los renglones torcidos de Dios (Atresmedia/Warner).

“La piel en llamas” se estrenó en la sala Villarroel (Barcelona) el 29 de junio de 2005. Desde entonces se ha producido en diez ocasiones más a nivel internacional. La obra llegó al Centro Dramático Nacional (Madrid) en marzo de 2012. La crítica ha coincidido en valorar la innovadora estructura del texto y su inteligente discurso sobre los medios de comunicación y la política en tiempos de guerra.
La piel en llamas ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ciutat d’Alcoi (que el autor obtiene por segunda vez), el Serra d’Or de la Crítica de Barcelona como mejor texto de 2005 y otros reconocimientos en varias ciudades de los Estados Unidos.

Declaraciones de Guillem Clua:

– ¿Cómo surge y qué cuenta La piel en llamas?
– Escribí la obra de teatro hace casi 20 años, después de que el trío de las Azores decidiera invadir Irak mientras los gritos del “no a la guerra” retumbaban en nuestras calles. Es estremecedor que su versión cinematográfica se estrene justo cuando acaba de empezar otra invasión y el mundo contempla horrorizado las terribles consecuencias de la guerra. Han pasado casi dos décadas, pero la historia que cuenta la película sigue vigente, como si no hubiéramos aprendido nada. Hombres que no se juegan nada y que tienen mucho que ganar siguen provocando la destrucción. Las víctimas silenciosas siguen siendo las clases más desfavorecidas y en su gran parte se trata de mujeres cuyo nombre nadie recuerda. El horror sigue siendo el mismo pase donde pase, en Irak, en Ucrania o, como ocurre en la película, en un país sin nombre de África.

– ¿Qué te parece la adaptación cinematográfica de tu obra?
– La adaptación de David Martín-Porras consigue un equilibrio perfecto entre la preservación de la esencia de la obra de teatro y los valores visuales y narrativos que aporta el lenguaje cinematográfico. Siempre es muy difícil trasladar un texto escénico a la pantalla. David ha aprobado con nota a mi parecer porque no se ha limitado a filmar una obra de teatro. Ha sabido encontrar una nueva narrativa y explotar todos los recursos que le ofrece la cámara para ir más allá, contar la historia mejor y comprender a sus personajes con mayor profundidad.

– ¿Qué supone para ti que sea llevada al cine?
– Me hace muy feliz que La piel en llamas llegue al cine. Es solo la primera de varias obras mías que ya están en proceso de saltar a la pantalla. Parece que el cine ha descubierto el gran filón de historias fascinantes que han sido creadas para las tablas y que se pueden convertir en apasionantes guiones de cine. Esto, que ha ocurrido muy a menudo en el cine americano con grandiosos éxitos de taquilla, no es tan común en España, y me alegro que los productores y directores empiecen a cambiar el chip.

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