7 RAZONES POR LAS QUE “ADÚ” PODRÍA GANAR EL PREMIO GOYA A MEJOR PELÍCULA

La mejor manera de enfrentarse a Adú es con cariño y entusiasmo, como con la mayoría de las películas, aunque en éste caso poco tardamos en darnos cuenta que estamos ante una obra dedicada desde el primer hasta el último fotograma en remover los cimientos de nuestra filosofía de vida occidental primer mundista. Salvador Calvo nos descubre, en sus formas y planteamiento genérico, una historia con tintes clásicos (western fronterizo vs cine social) confeccionada para un público mayoritario e incompatible con los problemas del tercer mundo.

Estas son las siete razones por las que Adú puede ganar el Goya a Mejor Película:

1. La frontera: Por esas imágenes iniciales de una frontera nocturna. Una fructífera decisión, acertada y pretensiosa que predispone y advierte al espectador de que está a punto de atestiguar un relato donde lo veraz y humano van a adquirir más importancia que todo lo demás.

2. Un film para todos y todas: Salvador Calvo acierta en su difícil hazaña de convertir un film con tintes sociales y verdad soporífera en un producto de entretenimiento destinado a las grandes masas sin dejar en ningún solo momento de tratar temas inhumanos.

3. Una estructura dinámica: Adú está construida por tres historias y múltiples subtramas. Puntos de vista, visiones singulares y miradas inconexas de un problema global. Otra decisión acertada que hace más dinámico y universal el viaje del pequeño Adú, el verdadero protagonista de la historia.

4. Una fórmula exitosa: El cine coral y de conciencia social ya ha sido premiado y bien acogido por el gran público. Desde la oscarizada Crash (2004), Magnolia, o parte de la filmografía de Altman, hasta las muy recientes La gran familia española, Kiki, Relatos Salvajes y Una pistola en cada mano. Todas películas exitosas que justifican y abalan la decisión de Calvo.

5. Lo que te deja Adú: En paralelo a una historia con tintes sociales la obra de Calvo pone de manifiesto temas tan importantes como: el sacrificio, el instinto de supervivencia y la importancia de las segundas oportunidades. Ésta última actuando como fuente inagotable de esperanza. Lo último que le queda al joven Adú.

6. Reparto prodigioso: Rodar en otro continente, con otras normas, diferentes estilos de vida y crear personajes con mundos propios, ajenos a lo acostumbrado es siempre un mérito. El buen acierto en el casting es otro empujón más para que esta historia consiga todo lo que se propone. Destacar que el lenguaje de miradas y emociones contenidas de todos los actores y actrices africanos funciona a la perfección: Zayiddiya Dissou, Moustapha Oumarou y Adam Nourou lo ejemplarizan en sus actuaciones. Y a eso se les suma las verosímiles actuaciones de actores y actrices como Luis Tosar, Anna Castillo, Álvaro Cervantes, Miquel Fernández, Jesús Carroza, Ana Wagener, Nora Navas, Marta Calvó, Josean Bengoetxea, José María Chumo, Candela Cruz, Ruben Miralles y Emilio Buale.

7. Los ojos de Adú: La mirada del mundo se encuentra en esos ojos grandes y negros, horizontales y candorosos en un principio. Esa audiencia que nos hace ser testigos de todo aquello que no queremos ver. Ojos a los que su odisea acabará desfigurando con cicatrices inolvidables sin apenas luz de pureza. La mirada de Moustapha Oumarou, Adú. Un niño incapaz de entender lo que pasa. Todo un hallazgo interpretativo.

Eduardo Parra

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