CRÍTICA DE LA PELÍCULA “MI GRAN DESPEDIDA”: LA PELÍCULA MÁS FEMINISTA DEL FESTIVAL DE CINE DE MÁLAGA 2020

Existe cierta sensibilidad en los cineastas que alumbran (con ayuda de las instituciones) idiosincrasias locales (en este caso andaluzas) en contar historias universales alimentadas hasta atragantarlas de tópicos, elementos discordantes y formas repetitivas. Eso ocurre en Mi gran despedida. Una comedia andaluza que pretende alumbrar lugares universales desde un punto ciego débil y endeble: el humor local.

Mi gran despedida también se desarrolla en el sur, en Cádiz exactamente, hasta ahí todo bien. Con personajes gaditanos y no gaditanos (vamos bien) en una trama de despedida de soltero al uso: novia se va a casar, cuando llega la noche algo sale mal, nadie sabe lo que hacer y de pronto una revelación pone a todos en su sitio, como en Resacón en las Vegas o Despedida de soltero, o la reciente Una noche fuera de control, de Scarlett Johansson. La estructura está realizada con éxito. Nada que reprochar al respecto.

La película codirigida por Antonio Hens y Antonio Álamo narra en su propuesta inicial el preinicio de un viaje iniciático (el matrimonio) de una novia con inquietudes ocultas a última hora al igual que el resto de personajes que la acompañan en esta cena con final feliz. La clara decisión de contar la historia de una despedida centrándonos más en el antes de los personajes que en su presente incierto es de alabar. Además del gran acierto de casting con Eloína Marcos, Rocío Marín, Carmen Vique y Carolina Herrena, todas ellas se echan a la espalda un film que incumple lo que promete pero emociona en sus propósitos y resultado final.

La película más feminista de esta vigésima tercera Edición del Festival de Málaga es Mi gran despedida. Lo mejor de la cinta de Hens y Álamo radica en esa fina capa de subtexto feminista que predomina en todo su metraje y que acaba convirtiéndolo en un ejercicio de tintes sociales donde un grupo de mujeres buscan un lugar en el mundo (justo esa noche) donde sorprendentemente aquellas personas que en apariencia deben de apoyarlas e incitarlas a ser lo que quieran acaban convirtiéndose en sus prisioneros. Los hombres de Mi gran boda parecen estar obsesionados más por formulas sociales de éxito que les proporcionen seguridad y buen entendimiento con su presente, que con un futuro lleno de posibilidades de riesgo y emociones en los que sus parejas puedan ser ellas mismas. Fácil de ver, ligera e imprevisible en su resultado fina. Una comedia alocada con conciencia de género donde casualmente lo único que sobra es la despedida.

Nota El Blog de Cine Español: 6.

Crítica de Eduardo Parra González