El Festival de Sitges fue el marco que acogió la presentación de Ventajas de viajar en tren, la ópera prima de Aritz Moreno. Una película coral que cuenta con un reparto repleto de caras conocidas en nuestro cine. Entre ellos, Ernesto Alterio y Belén Cuesta. Con ambos tuvimos la oportunidad de charlar a propósito de uno de los filmes más esperados de este otoño.
-¿Cómo llegáis al proyecto y qué os interesa de él?
Belén Cuesta: El guion, por especial y cosa loca que no te suele llegar. Es una historia que no suele verse o leerse, tampoco interpretarse. Entonces, me apetecía mucho.
Ernesto Alterio: Yo tenía la sensación de que no había leído un material así, que había algo muy interesante para hacer. También había algo de la estructura narrativa que me interesaba muchísimo. Sobre todo, veía algo diferente, una historia muy rica.
-Aunque ya había hecho varios cortos, es el primer largometraje de Aritz. ¿Cómo os sentís trabajando con un director novel?
BC: Yo vi los cortos después de que me llegara el guión, y ahí ves cuánto talento tiene. Y aunque no lo conozcas, alguien que quiere hacer ese guion, ya sabes que es atrevido. Que quiere contar su historia. Me da mucha seguridad ver a alguien que lleva cinco años peleando por su proyecto.
EA: Yo sentía que Aritz tenía que ser un tipo muy especial. No había visto sus cortos antes, pero sí tuve entrevistas con él. Me pareció alguien muy sensible, con muchas ganas de contar su historia y mucho amor por lo que hace. Luego en el rodaje no parecía su primera película. Lo tenía tan claro y con tanto aplomo que parecía un director experimentado.
BC: Lo tenía todo muy controlado. Decía que no tenía storyboard, pero tenía muy medido cada plano. Ha sido muy fácil, dentro de esta locura con mil cosas y efectos que tiene la película.
-¿Y con los actores, cómo fue la forma de trabajar?
EA: Hablamos mucho previamente. En el rodaje indicaba cosas concretas, pero también habíamos marcado un camino muy claro. Yo me sentía muy contenido, pero también con mucha libertad. Fue mucho disfrute.
-Ernesto, tu personaje es bastante complejo, con varias capas. ¿Cómo lo trabajaste?
EA: Primero, documentándome sobre la esquizofrenia, cuáles son los resortes que se mueven ahí. Vi muchas entrevistas a enfermos esquizofrénicos. Y luego, el propio material ya me indicaba un camino. Aritz tenía muy claro cómo quería que fuera eso interpretado. Por otro lado, el mundo de la locura no me es ajeno, siempre me ha interesado.
-Para ser actor, o buen actor, ¿hay que estar poco cuerdo?
EA: Creo que los actores y los locos tienen algo muy en común. Los actores tenemos que dar fe de una realidad que no existe, habitarla y hacerla creer. Un loco que se genera un delirio, cree que eso es real, entonces es un gran actor.
BC: Y esa libertad de la locura. Al final es ser libre para creer la realidad que tú creas. Es verdad que los actores chalados son más libres, se atreven más.
-¿Creéis que la película gustará al público o será demasiado extravagante?
EA: Por un lado, creo que la gente está ávida de historias diferentes y que la sorprendan. Creo que esta película va a sorprender, ofrece una mirada y una historia diferente. El que quiera más de lo mismo, esto no lo es.
BC: Indiferente creo que no te puedes quedar. Te guste o no, la película no da igual.
-¿Son necesarias más películas diferentes y que se atrevan a romper los esquemas?
BC: Hace falta libertad para que los creadores cuenten de verdad lo que quieran. Y que sí haya ese margen para que alguien que venga con una historia rara, no haya este miedo por parte de quienes producen. Al final tiene que haber de todo, y ahora hay muchas opciones para contar historias.
-Belén, a ti la fama te llegó con la comedia, pero en los últimos trabajos ha habido un cambio de registro, ¿te apetecía ese cambio?
BC: Claro, a todo el que es actor le apetece hacer muchas cosas diferentes. Siempre se tiende a repetir lo que funciona, pero al final te apetece probarte en otras tesituras.
-Una de esas películas es La trinchera infinita. Van a coincidir en cartelera un par de películas sobre la Guerra Civil, con la polémica que eso siempre conlleva.
BC: Quiero decir que La trinchera infinita, aunque empieza en la Guerra Civil, casi habla más del franquismo y la huella que deja la guerra en este matrimonio. Es una película que habla del miedo, algo muy universal. Al final hay tantas historias diferentes de ese momento histórico que son muy interesantes de contar. Me parece muy bien que se hagan películas sobre la guerra. Son miles de testimonios diferentes, ¿cómo no detenernos a mirar eso?
EA: España es un país lleno de fosas comunes todavía. Y que haya gente que no quiera hablar de eso…cuando todavía no está saneado. Va a seguir pulsando en un lugar oscuro como sociedad y vamos a seguir chocándonos hasta no se revise bien y se hable.
Manuel Barrero Iglesias
