CRÍTICA “BUÑUEL EN EL LABERINTO DE LAS TORTUGAS”: UNA DE ESAS PELÍCULAS QUE PROVOCAN QUE UNO RECUERDE POR QUÉ AMA EL SÉPTIMO ARTE

El cine de animación español lleva varios años regalándonos pequeñas joyas, la mayoría desconocidas para el gran público, como “Psiconautas”, de Alberto Vázquez, y “Un día más con vida”, de Raúl de la Fuente, y en 2019 esta joya llega con “Buñuel en el laberinto de las tortugas“, dirigida por Salvador Simó, que adapta la novela gráfica homónima de Fermín Solís, el cual nos relatará cómo Luis Buñuel rodó el polémico documental “Las Hurdes, tierra sin pan”, y los acontecimientos anteriores y posteriores a su grabación. Un trabajo cuyo rodaje fue posible gracias a que al pintor y escultor Ramón Acín, gran amigo de Buñuel, le prometió que si le tocaba el décimo de la lotería de Navidad le financiaría el mismo. Y cumplió su palabra.

Buñuel en el laberinto de las tortugas” destaca por su estética, por la crudeza de su historia, que gana fuerza y garra al mezclarse algunas imágenes reales del documental “Las hurdes, tierra sin pan” con la animación como la caída de una cabra montesa por un acantilado, la muerte de un asno por la picadura de las abejas que transporta, o el entierro de un bebé. Sin embargo, la escena más brutal de esta película es cuando después de filmar en un colegio, Buñuel se acerca a uno de los niños, el más pequeño de la clase, y este se le lanza encima buscando la calidez de un abrazo. Cuando el resto de niños, prácticamente todos huérfanos, ven esta escena comienzan a acercarse al aragonés para buscar también esa muestra de cariño que no han conocido. También hay que destacar la importancia que tuvo en su vida y en su manera de entender el cine la figura de su padre, un empresario que se hizo rico con diferentes negocios en Cuba de ferretería y armas y que era gran aficionado a la fotografía. Buñuel heredó de su padre el gusto por las armas y por la fotografía (cine), aunque siempre sufrió no contar con la aprobación de su progenitor como se puede ver en este filme en las recurrentes pesadillas surrealistas que sufre el autor de “Un perro andaluz”, “Viridiana” y “Tristana”.

Buñuel consiguió retratar el abandono de esta comarca cacereña de Extremadura, tan pobre que sus habitantes no conocían ni lo que era una hogaza de pan, logrando uno de los mejores documentales españoles de la historia, que desde hace mucho tiempo es considerado como el precursor del género de documental de denuncia social en nuestro país.

Si queréis y buscáis reconciliaros con el séptimo arte, esta es vuestra película.

Nota El Blog de Cine Español: 9