CRÍTICA DE “TIEMPO DESPUÉS”, UN SURREALISTA DISFRUTE PARA FANS CUERDIANOS

Está claro que pese a ciertos aspectos generales, la crítica cinematográfica es un ejercicio de escritura totalmente subjetiva. También lo puede ser la lectura de esta crítica, pero lo que sí tengo claro es que una crítica de Tiempo después de José Luis Cuerda me exige una subjetividad premium a la hora de enfrentarme a ella. Me explico: hay películas que necesitan de una disposición extra hacia su visionado, que te requiere que desde el minuto 0 -cuando están pasando los trailers, vamos- ya estés metido en el mundo de Amanece que no es poco para encarar lo que vas a ver.

Tiempo después está fechada en el año nueve mil y pico (como si esto importara). El mundo, en esta época postapocalíptica, se reduce a un edificio perfectamente jerarquizado en lo social y perfectamente capitalista en lo económico, y a algunos reductos de “parados” que pululan alrededor de esta edificación y que deciden voltear el orden establecido. Esta sinopsis podría tener más sentido que la película en sí misma porque todo lo que nos cuenta es por acumulación de situaciones pintorescas, manchegas y surrealistas como viene siendo habitual en las comedias marca Cuerda.

Empezaré por la parte negativa: si no eres público de Amanece que no es poco olvídate, no pierdas el tiempo porque no va a hacer más que parecerte ridículo todo lo que nos cuentan en la película. Quedarás saturado por acumulación de chistes, de gags, de sketchs (algunos más afortunados que otros) y de un sentido del humor especial, que uno tiene que compartir con el autor para que la película se te haga llevadera. Si en el minuto 2 estás más interesado en quién hace el siguiente cameo de todo los famosos habidos y por haber en el cine español, también puedes ahorrarte la pasta y tu tiempo.

Pero en cambio, si tu sentido del humor es “cuerdiano” estás de enhorabuena. Situaciones de un surrealismo total, diálogos de canciones de toda la vida recitados como armas lingüísticas contundentes, chistes sobre la realidad social del momento con una agudeza impropia del cine de hoy en día y finalmente una historia de clases sociales, de economía, de luchas sindicales camuflada por una nariz de plástico roja en medio de la cara, pero realidad al fin y al cabo.

Cuerda no inventa nada en cuanto a dirección y se acomoda en una sobriedad cinematográfica que puede ser confundida con vagancia. Sabe que en un guión de hierro o de migas manchegas es suficiente para no tener que recurrir a artimañas cinematográficas. Unos actores que veneran a su director, que se ríen con él, que son sus fans. Así tenemos una máquina engrasada para el humor como son todos los “chanantes”; o un Arturo Valls comedido, con un personaje espléndido, que ejerce de perdedor social y de clase. Menciones especiales para un Miguel Rellán como Guardia Civil, que destaca como la mejor interpretación de la película; a Roberto Álamo en plan intelectual que contrasta con su imagen de las últimas películas y que agradecemos un montón; y Blanca Suárez sacándose el divismo supuesto a base de parrafadas intelectualoides.

Así pues, retomando el inicio, yo sí soy esa clase de público que todo le ríe a Cuerda, ese público que le encanta el surrealismo más exagerado que existe en el cine español y que compra todo lo que huele a “Amanece que no es poco” o “Así en el cielo como en la tierra” y, sobre todo, que le gusta discutir sobre si 75 es mucho o poco.

Nota: 7

Paulo Campos

@opaulocampos

One thought on “CRÍTICA DE “TIEMPO DESPUÉS”, UN SURREALISTA DISFRUTE PARA FANS CUERDIANOS”

  1. A todo el mundo parece olvidársele “Total”, el gérmen del que nació todo el universo “amanecista”….

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